Ponga color que dé alegría en su casa. Rojos, azules, amarillos o verdes ganan espacio a los tradicionales blanco o beige. Todas las combinaciones son posibles en la pared.
¡Cierre los ojos y coja la brocha!
El tono de la pared marca la diferencia en el hogar. Los colores han dejado de ser un reducto limitado a las habitaciones infantiles para pasar a formar parte de la decoración de pasillos, salones, cocinas o baños.
Sólo el tamaño de la vivienda y de cada habitación marca la iniciativa individual. En los espacios pequeños no es recomendable que se opte por colores oscuros, pues la sensación óptica que provocan es la de reducir el entorno, estimulando una sensación angustiosa nada cómoda.
Espacios propios
Entre las peticiones de las nuevas reformas no destaca la solicitud de un color en particular sobre otros de la gama cromática, como sucedió hace unos años con el albero. Pero si por algo se caracterizan los recientes «lavados de cara» de los apartamentos, es por la necesidad de crear en cada estancia un espacio propio con un ambiente único.
Aunque la tonalidad de los muebles no pasa a un segundo plano a la hora de elegir el tono de las paredes, sí es cierto que ha dejado de percibirse como un handicap en el momento de darle un toque de chispa a nuestro hogar: es fácil cambiar las paredes de tono, pero no es tan sencillo disponer de presupuesto para renovar el mobiliario.
Pruebas y más pruebas
Si el temor a equivocarse no le permite atreverse con los tonos más fuertes, acérquese a la gama de los pasteles para ir subiendo gradualmente de intensidad hasta conseguir el color que busca.
Hacer pruebas antes de decidirse por un tono u otro, verlos juntos en la pared y comprobar que no son tan parecidos como los observó sobre el papel es una opción sencilla y fundamental para no errar. En ese momento, no olvide que la luz, tanto natural como artificial, que ilumine la estancia es primordial a la hora de percibir el color y las sensaciones que produzca.
Las estanterías abiertas favorecen que las paredes de colores intensos no endurezcan y recarguen la sala. Los salones y los comedores amplios se prestan a salpicar de color los paneles: la gama de los verdes, desde los más vivos, pasando por los oliva no sólo son un aliciente a la creatividad sino que, además, producen un efecto calmante sobre los sentidos.
Los blancos rotos y vainillas pueden convertirse en la herramienta perfecta para mezclar paneles de distintos tonos y evitar que los colores de gama cromática alta tomen demasiado protagonismo.
EFE REPORTAJES
Profundo
Dar profundidad a una habitación suele ser el motivo por el que algunos fondos se visten de rojos como el burdeos. Los salones ganan en espacio figurado y en vitalidad.
La combinación de lavandas intensos y rosas saca la decoración de la estructura habitual y permite mezclarlos con muebles y textiles oscuros en las tapicerías de sofás, sillones y sillas, dejando los colores claros para vestir las ventanas.
Los tonos amarillos, en su amplia gama, reflejan la luz y permiten que la estancia gane en amplitud y luminosidad, dejando que la claridad del exterior se instale en el interior hasta que se apagan los últimos rayos del día.
Los azules en su gradación más pastel están destinados mayoritariamente a los dormitorios, donde aportan relajación, característica fundamental del efecto cromático del azul. Los intensos copan los techos y paredes de las buhardillas, en un impulso por intentar acercar el cielo a nuestras manos.