El Parkinson, proteínas y parches

El Parkinson, proteínas y parches

JOSÉ SILIÉ RUIZ
Cada vez que se hace el anuncio público de elementos de investigación sobre alguna enfermedad neurológica, en este caso del Parkinson, son numerosos los cuestionamientos de nuestros pacientes y relacionados, en vía de que les aclaremos los conceptos o de cuál sería la utilidad práctica que tendría en su caso en particular esa indagación.

En razón de esto, volvemos por petición, a tratar el tema de la enfermedad de Parkinson: diremos que es un proceso degenerativo donde, por la alteración en el uso por el cerebro de un neurotransmisor, la Dopamina, los ganglios basales cerebrales y en particular la llamada sustancia nigra, genera una serie de síntomas que van desde el temblor en reposo, la rigidez, la lentitud en los movimientos, hasta las formas severas donde el deterioro cognitivo, la demencia y la involución biológica juegan papeles protagónicos.

Personajes de todas las clases sociales, lo han padecido; por ejemplo en el 1998, el actor Michel J. Fox anunció que lo padecía. Este proceso degenerativo, que afecta a más de un millón de norteamericanos de edad media, con los temblores y la rigidez que caracteriza la enfermedad y es lo que se conoce popularmente de ella. Descrita por James Parkinson, médico inglés, quien la describió en seis pacientes, en el año 1817: en la oportunidad él recomendó como terapia el uso de «sanguijuelas» en el cuello, para sacarles el «veneno» que producía la enfermedad, pero como bien sabemos, estábamos en esa ocasión muy lejos de lo que hoy hemos logrado: una explicación proteica y genética de la enfermedad y el uso de parches dérmicos para su mejor manejo, o la cirugía cerebral para implantar células madres o electrodos en esos ganglios basales, para que nos ayuden en el manejo de su sintomatología y en algunos casos con total curación.

Cuando en el 1984 el neurólogo Stanley Fhan, del Columbia Presbyterian Medical Center, de Nueva York, evaluó por primera vez a Mohamed Alí, hacía tres años de su último combate y cinco años posteriores a su título de Peso Pesado. En la oportunidad, sólo presentaba un discreto temblor en su mano izquierda; pero era notorio un cambio del tono de su lenguaje. Pero lo importante para el neurólogo en esa ocasión fue la disminución de la movilidad (rigidez) en aquel hombre que antes «flotaba como mariposa y vibraba como una abeja», acompañado por igual de una cierta «fatiga», que lo obligaba durante la evaluación clínica a tomar descansos episódicos. Con esos elementos él pudo hacer el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson.

El hecho de que estas celebridades la padezcan es uno de los factores positivos que ha permitido la obtención de fondos para la investigación, en aras de obtener cura para esta enfermedad. Lo más reciente publicado, la pasada semana en la prensa nacional, es el encuentro de una proteína, denominada factor neurotrófico de la dopamina conservada (CDNF), que previene la degeneración de las células que producen la dopamina y que al parecer puede ser útil para recuperar las células dañadas, publicado en el último número de la revista británica Natura.

Los seres vivos estamos formados de aminoácidos. Estas cadenas son generadas por los genes. Existen unos 20 aminoácidos, que pueden combinarse para formar millones de vínculos; es sobre esta base que se trabaja en la «descodificación» del genoma humano. Son ellos los protagonistas de la nueva ciencia de la «proteómica». Las enfermedades degenerativas cerebrales son de las principales en la mirilla de los investigadores. Antes se había descrito y analizado en ratas de laboratorios el CDNF, el llamado factor neurotrópico de células gliales derivadas. Es muy dilatado el tiempo entre la investigación en ratones de laboratorio y la implementación de esos descubrimientos en los humanos, llegar a la fase final de la investigación, léase llegar ya como «medicación» al paciente toma años.

Otra novedad, pero esta ya palpable, que deseamos compartir con nuestros amables lectores de los domingos, es el hecho de que en la actualidad y como alternativa terapéutica, está a la venta en Europa «un parche» para el tratamiento de la enfermedad, es el llamado «Neuropro», para ser usado en el control de los síntomas, que es la Rotigotina. Aunque no es la solución definitiva, los ensayos clínicos han permitido el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento. El parche, del tamaño de una tirita, es absorbido por la piel en unas 24 horas que dura su efecto. Tenemos nosotros la experiencia con algunos pacientes, que han obtenido esta medicación en Europa. La tecnología es del laboratorio alemán Schwarz Pharma, que pertenece a los laboratorios UCB, que en el país están representados por los Doctores Mallén Guerra, es decir que en un futuro no muy lejano dispondremos de esta alternativa en el país, el uso de un parche en la piel que actúa por 24 horas, en el control de los molestos síntomas de la enfermedad de Parkinson, obviando las numerosas tomas diarias y las molestias gástricas e intestinales que son muy comunes, enhorabuena. UCB agrega un aporte más a su lista de medicamentos novedosos de primera línea, en bien de los pacientes y también del médico.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas