Por una fina gentileza del Dr. Gustavo Rojas, quien muy atinadamente dirige la sección médica de FUNGLODE, tuvimos el alto honor de comentar el libro “Terapia cognitivo-conductual en pacientes con psicosis del Parkinson”. En el salón de actos de la institución educativa, el joven Henry A. Montero Tapia, psicólogo dominicano que se especializa en Estados Unidos, nos dictó una conferencia sobre el tema en referencia a una investigación con pacientes dominicanos, que dio origen a la obra que se presentaba a la sociedad dominicana.
La noche tuvo la conducción del Lic. Eladio Hernández, psicólogo por igual, a quien deseamos dar las gracias públicas por sus elogiosas palabras al presentarme, mucho me alegra tenerlo entre mis lectores. A todos ustedes agradezco de corazón sus benevolencias en acompañarme en este propósito dominical de “conversar” e ilustrar un poco y permitirme el tratar de hacer más agradable el inicio de las mañanas de los domingos, todos disfrutamos de sus sosegadas alboradas, el día más “easy going” de la semana.
El Parkinson es un trastorno cerebral neuro degenerativo del movimiento que afecta a más de seis millones de personas en todo el mundo. Se presenta principalmente después de los 50 años. Según el Banco Mundial, un 6% de la población dominicana tiene 65 o más años. Si usamos referencias de la neuróloga dominicana y presidenta de la Asociación Dominicana de Parkinson, la Dra. Marcia Castillo, en nuestro país hay aproximadamente 6,000 ciudadanos que padecen este proceso de deterioro en la función de los ganglios basales cerebrales, que tiene que ver con los alterados movimientos y la rigidez. La psicosis, por su parte, es una compleja alteración mental que puede producir cambios en el estado de ánimo, las personas pierden el contacto real con su entorno. Se manifiesta con pensamientos confusos, los pensamientos dejan de guardar relación entre sí, puede haber creencias falsas, conocidas como delirios (grandeza, persecución, etc.). Pueden presentarse alucinaciones, la persona puede ver, oír, oler y sentir cosas que en la realidad no están presentes, ejemplos: escuchar voces, celotipias, ver objetos inexistentes. Estos cambios afectivos y de percepción, generan condiciones mentales que alteran el convivir.
Para los neurólogos que manejamos el Parkinson, cuando estos eventos se presentan son un verdadero dolor de cabeza, no solo por lo triste y dramático de las bizarras conductas sino que significan un deterioro de las condiciones de vida de los pacientes afectados y por parejo de los cuidadores y familiares, amén de que los medicamentos de que hoy se disponen para su manejo en ocasiones antagonizan con los que usamos para el Parkinson. La terapia cognitivo-conductual (TCC), es una terapia que utilizan los psicólogos, donde ellos trabajan en procura de llevar el paciente con un malestar psíquico a un estado de bienestar.
El trabajo consiste en enseñar al afectado a través de secciones psicológicas directas a modificar su pensamiento inadecuado, su comportamiento disfuncional y su afecto angustioso.
En fin, que el propósito de este método no medicamentoso es que el paciente reconozca sus pensamientos negativos y que los reemplace por pensamientos positivos, lo que dará lugar a un comportamiento más adecuado de la persona así tratada. Es una efectiva forma de psicoterapia.
¿Puede la TCC mejorar la calidad de vida de los pacientes con psicosis por Parkinson? Fue la pregunta cardinal de la interesante investigación del Lic. Montero, la respuesta fue muy afirmativa, mejoraron todas las condiciones psicológicas en esta pionera indagación.
Cuando el médico inglés Sir James Parkinson divulgó sus encuentros científicos en el 1817, no se imaginó que desde esa publicación habría un antes y un después en la enfermedad de Parkinson (original que leímos en el Instituto de Neurología de Londres). Entre ambos ensayos hay similitudes: la publicación dominicana presenta cinco pacientes, la inglesa seis, la indagación inglesa tenía 66 páginas, ésta tiene 61 páginas.
Consideramos, que esta investigación viene a llenar un vacío en lo que respecta al Parkinson en nuestro país. Con la agudeza y el rigor científico que está elaborado este libro, es ya un referente obligado en saber más sobre la psiquis en esta enfermedad de movimientos enlentecidos y temblores.