Santiago. Faroles rotos, escalinatas quebradas, pilotes caídos, falta de iluminación y la presencia de la delincuencia en el área, son solo alguno de los inconvenientes que se pueden señalar del parque Colón de esta ciudad, el cual fue remozado en el 2008.
Desde su construcción en 1892 este parque ha sido lugar de recreo y esparcimiento para los ciudadanos que viven en sus alrededores.
Hasta hace varios meses era el centro de diversas actividades culturales, políticas y religiosas, que ya no se hacen porque las autoridades no ofrecen un servicio de mantenimiento y vigilancia constante.
El acceso al parque, próximo a la calle Cuba esquina General Cabrera, es a través de unas escalinatas que se han ido deteriorando, el área de las carabelas tiene varios pilotes caídos, y en los alrededores hay varios faroles rotos y sin bombillas para la correcta iluminación.
La entrada próxima a la calle General Gregorio Luperón, que da frente a la iglesia La Altagracia, ofrece una vista de la majestuosidad de los árboles del parque, en contraste con algunos banquillos desajustados y el piso en proceso de ruptura.
El parque posee varias estructuras en metal, entre ellas las esculturas réplicas de La Niña, La Pinta y La Santa María, murales alegóricos a la llegada de los españoles al caribe, piso adoquinado y una diversidad de árboles, que hacen sombra y refrescan el área, y flores ornamentales.
Cabe destacar la limpieza con la que cuenta el parque, pero su falta de mantenimiento estructural se hace notoria.
Cada tarde, algunos señores que en su mayoría son de la tercera edad, se sientan en los bancos y conversan sobre diversos temas de actualidad dándole un toque de folclor al área.