La incertidumbre política está provocando daños económicos inaceptables. El que perdió, perdió, es la actitud que se espera de los demócratas. Pero Leonel mantiene el pataleo a pesar de que es irreversible la decisión del soberano. Por la actitud la economía está perdiendo PIB y por el dólar se pagan aumentos anómalos que empeoran los desequilibrios económicos estructurales.
Las estadísticas reportan que el peso soportó con éxito los embates del frenazo global generado por la guerra comercial entre China y EE. UU. que de manera desigual afecta las economías. Que poca fue la posición que perdió el peso frente al dólar hasta agosto 2019. Por el nivel de resistencia y credibilidad de las autoridades monetarias, acumuló una depreciación de solo un 2%, por debajo del 3% en los mismos meses de 2018.
Pero que el pasado viernes 11 de octubre frente al dólar rebaso el precio medio exhibido, se vendió en 52.80 pesos, interanual se desprecio 5.8%, superando en 1.6 puntos porcentuales lo que sucedió en los mismos meses de 2018. Nada tuvo que ver los fundamentos macroeconómicos, lo demuestra que la pérdida del peso no se traslado a los precios de la canasta familiar, no despertó temores de aceleramiento de la inflación que interanual promedio 1.72% y 1.99% la acumulada, por debajo del límite inferior de la meta de 4.0% ± 1.0% para 2019.
Debo decir que la pérdida del peso no debe extrañar, cuando hay crisis política nada se mueve más rápido que el dinero, fue lo que sucedió con el dólar. Sin embargo, por las siguientes razones el peso debe recuperar parte del terreno que perdió y estabilizarse conforme al cuadro macroeconómico.
Uno, la efectividad que está teniendo la inyección al mercado de 100 millones de dólares desde mediados de septiembre. Para evitar pérdidas cambiarias injustificadas se acumularon altos niveles de Reservas Internacionales en el Banco Central. Pero como repetía Albert Eistein, cuando hay crisis son importantes los conocimientos, la imaginación y la experiencia, pero el éxito estaba en el arte de combinarlos sabiamente con la credibilidad.
Y dos, la previsión de que si es necesario, fue lo que dijo el Lic. Héctor Valdez Albizu, habrá más dólares en el mercado a corto plazo. El solo anuncio provocó que ahora haya más oferta que demanda de dólar.
De la firmeza sin dilación de los tribunales que conocen el pataleo electoral también depende la tranquilidad del peso. Esta semana debe descender la presión política, a nadie conviene que el peso pierda valor más allá de lo programado, aunque hasta ahora no ha sido el caso, se traslada al precio de la gasolina, gasoil, energía eléctrica, transporte, alimentos y demás productos.
Despejado el camino político, lo que hace presagiar la estabilidad del peso frente al dólar es el dato de crecimiento del PIB de 4.8% del mes de agosto, también las previsiones de 4.7% en enero-agosto y 5.0% para 2019. Garantiza que el PIB siga avanzando con fases de crecimiento alrededor de su potencial, de esa manera se duplicó cada 16.7 años de 2005 a 2018, en millones de dólares de $35,911.7 a $85,536.9, y el PIB per cápita en dólares de $4,004.4 a $8,331.9, respectivamente.