Lo que ocurre en el Ensanche Lugo, sub sector del Gran Gascue, puede muy bien ser premonitorio, al menos que mi ignorancia sea tal, que no me percatara que Lugo era la excepción a una regla ya generalizada a todos los barrios de la capital. El salvase quien pueda o el que dice Aquí en este pedazo, el jefe soy yo, lo que implica una mediocre convivencia por las reglas del juego alteradas en el diario vivir de los barrios.
La densificación de ese pequeño espacio, comprendido entre el Parque Independencia, la calle Delgado, de este a oeste, y las avenidas Independencia y Bolívar, de sur a norte, ha saturado los espacios públicos: calles y aceras. El cambio de uso del suelo es el responsable de la falta de parqueos que se agudiza con la población flotante de las oficinas públicas que se crearon allí. Conclusión: Los vecinos han decidido solucionar sus problemas a su manera, ejemplos: en ese ensanche, un vecino ha sembrado clavos en las aceras para que nadie se estacione encima, además ha plantado dos tubos de concreto para defender sus dos entradas de los intrusos.
Otro, porque le gustó, colocó en su frente mosaicos resbalosos, no le importa los riesgos. Una oficina de prensa del gobierno, porque es el Gobierno, ha dibujado en la calle Las Carreras algo que se parece a estacionamientos privados. Conclusión: Los vecinos no pueden estacionarse en las calles Las Carreras y Bernardo Pichardo. En esta misma calle, una farmacia decidió apropiarse las aceras para sus parqueos y el peatón anda en la calle, como lo hace, cuando pasa por las esquina Santiago con Delgado, porque entre heladería, frituras, colmadón, Centu y paleteras, ya no hay aceras.
En la calle Enrique Henríquez, nuevos intrusos se instalaron: los carros públicos desalojados de la famosa esquina Bolívar-Jules Verne, que forman hileras interminables de chatarras con el siguiente espectáculo: puertas abiertas, choferes durmiendo, roncando, una toalla en el cuello, una pierna por la ventana, camisa abierta y barriga afuera, bachata a todo volumen. Un nuevo arrabal se formó y los peatones ¡que se tiren a la calle! ¡Se me olvidaban los hoyos en las aceras, la basura amontonada y el revestimiento!
Quizás, sea eso, lo que Roberto Salcedo llama rescatar los espacios públicos de la ciudad. ¡Peatones, todos unidos, a caminar en las calles!