El pedazo de José Laluz

El pedazo de José Laluz

En esta era de la información todo se consume por pedazos. Se lee por pedazos, se come por pedazos, se tiene sexo por pedazos y hasta se duerme por pedazos. Como todo funciona dividido, también la comunicación se ve envuelta en esta burbuja del trozo. Un ejemplo palpable es Cachica que comparte gajos de un todo y con esa estimulación del morbo generan los clics que requieren para cubrir la nómina en crecimiento.

Ahora veo que pasa en las redes sociales, la gente mira un pedazo de algo y emite juicios a priori. El caso más reciente se dio con el diputado y comunicador José Laluz, quien hizo una reflexión socioeconómica y antropológica del abuso que los hombres han cometido contra la mujer desde que decidió ser bípeda. Su comentario completo dura cerca de 8 minutos, pero se tomaron 30 segundos para generar el conflicto y ganar likes. El rating está acabando con el criterio.

A raíz de sus palabras, donde expresa que “cuando las mujeres paguen las cuentas en los restaurantes se va a acabar la violencia de género”, la opinión pública, en su mayoría femenina, le ha dado hasta con el cubo del agua –con sus razones-, pero como periodista me debo a la fuente y cuando vi el análisis completo debo darle parte de razón al legislador porque tiene base científica, no su frase superficial, sino el fondo.

Paso a explicar

De acuerdo al comentario –completo- de José, la mujer ha dependido económicamente del hombre a lo largo de la historia porque cuando dejó de ser cuadrúpeda y pasó a bípeda, su sistema pélvico cambió y eso impedía que los hijos nacieran por mera expulsión; debía estar en reposo para poder alumbrar. Ese proceso la obligó que dejara de cazar y esperar que el macho trajera la comida mientras ella se reproducía. Por eso el hombre es biológicamente mejor en la georreferenciación y la mujer mejor en la parte administrativa, con excepciones en ambos casos.

Esa es la explicación antropológica que científicamente tiene sentido. Ese control en los alimentos fue evolucionando a medida que la sociedad iba generando símbolos de poder como hoy lo es el dinero. Históricamente la mujer siempre fue discriminada, de hecho, la palabra mujer (mulier en latín) significa débil o blanda. Si hacemos justicia, lo justo es denominarlas de otra forma porque está comprobado que tienen más tolerancia al dolor que los hombres.

La antología da cuenta de un triángulo opresivo contra la mujer que encabeza el hombre por ser físicamente más fuerte, la religión por imponerle un segundo o tercer plano que todavía se mantiene y el factor económico porque mientras exista una dependencia para la supervivencia, entonces un sexo tendrá poder sobre el otro. Si es la mujer la que produce se invierten los papeles y la sociedad la clasifica como “el hombre de esa casa” por la cultura machista.

Lo que planteo es que en el sentido y análisis científico José Laluz tiene razón, la dependencia económica limita las acciones de las mujeres. Las féminas independientes pueden darse el lujo de dejar cuando quieran a un hombre y si él abusa de ellas, la mayoría conoce sus derechos y acciona en consecuencia, aunque hay casos donde ni el poder económico ha frenado el machismo cuando se impone con sangre. Sin embargo, las estadísticas señalan que las víctimas más comunes de violencia de género son mujeres que no trabajan, no estudian y tienen hijos.

Las mujeres que se preparan académicamente y logran establecerse en una sociedad tan desigual, es muy difícil que aguanten los abusos de un pendejo. La alta tasa de madres solteras no se debe a que ellas no creen en el amor, sino a que no están dispuestas a seguir soportando el maltrato y prefieren asumir solas la crianza, que no es nada fácil y duele mucho.

Pero en el barrio, en la parte rural del país, la equidad es mera utopía. Las oportunidades de desarrollo para la mujer preparada son dos veces más complicadas que los hombres, imagine si no tiene pupitre. Hay incontables casos de abuso de género donde ella no se ha atrevido a denunciar al maldito que la agrede porque él es quien le garantiza la comida de sus hijos. Si el Estado cubriera esos derechos les aseguro que las cifras disminuyen mucho.

Todo esto es un sistema orquestado entre los grupos poderosos contra las mujeres, no se lo inventó el diputado, es una imposición ancestral. Las religiones motivan a las mujeres tener varios hijos porque “eso es sinónimo de bienestar”, pero lo que no dicen es que ese es un mecanismo de opresión donde se le ve como incubadoras con pulso, las impulsan a ser costillas porque “el hombre es la cabeza de la casa” y la mujer está para reproducirse. No vamos más lejos, hasta ayer la mujer no podía sentir placer en la relación sexual, estaba solo para parirle a un hombre. Todavía al menos 3 millones de niñas cada año sufren mutilación genital.

Todo lo que se acerque a la equidad o respeto a los derechos será objeto de crítica por los grupos conservadores; analice las tres causales del aborto por si tiene dudas. Además, seamos sinceros, no existe un libro, manual o panfleto más misógino que la biblia donde ellas siempre aparecen oprimidas por ellos. Jesús quiso imponer la igualdad, pero Magdalena no aparece como apóstol.

Corrientes religiosas mantienen una campaña en contra de una resolución que emitió el Ministerio de Educación para que se comparta la ideología de género en las aulas y se promueva la equidad. ¿Cuál es el daño que se le hace a la sociedad con esta política? A mi juicio, ninguno, pero sí atenta contra la norma establecida –por hombres- y pone a las féminas en el mismo lugar que los masculinos, una blasfemia para el sistema machista.

Mis estimados lectores, esta guerra que se ha orquestado en contra del comunicador –bueno que le pase por busca sonido- es una distracción para que se desenfoquen del verdadero problema. Aquí el lío no es si pagas o no una cuenta, si conduces el carro o si eres la que trabaja, el sistema está diseñado para que, sin importar lo que hagas, el hombre siempre se imponga ante las mujeres y eso es lo que hay que atacar. No nos quedemos ahí, vamos al mambo.

No seamos consumista del pedazo, hay que conocer a fondo el hecho antes de juzgar. Nos venden un pedazo de la historia, un pedazo del presente y un pedazo de la vida. Lo único entero que veo es la manipulación de los opresores contra los oprimidos. El machismo es abusivo y me duele cuando escucho mujeres defenderlo, pero la única forma que se tiene de reducirlo es con criterio y argumentos completos, esa vaina de criticar por gajos no suma. Piénsalo.