El pasado día 7 el primer ministro de Haití, Ariel Henry, envió una carta al secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, pidiendo asistencia militar para enfrentar las bandas armadas que ahogan en caos e inseguridad a la pobre nación.
En su respuesta, Guterres se mostró partidario del envío de una “fuerza de acción rápida”, pero “la misión” no sería bajo el amparo de la ONU, sino de un estado miembro del organismo internacional y amigo de Haití. Entre estos amigos siempre se ha mencionado a Estados Unidos, Francia y Canadá.
Y esta semana aterrizó en Puerto Príncipe el secretario de Estado adjunto de EEUU, Brian A. Nichols, para reunirse con Henry, con el sector privado y con representes de la sociedad civil. Restablecer la seguridad, enfrentar las bandas, sopesar elecciones, el hambre, la libre circulación de combustibles y el cólera fueron temas tratados. Mientras un buque estadounidense rondaba cerca Puerto Príncipe.
Le invitamos a leer: Haití: Gran número de haitianos están en nivel más elevado de inseguridad alimentaria
Otras misiones diplomáticas también han sido tensas en Haití. El canciller argentino Dante Caputo caminó sobre vidrios cuando en 1993 negociaba con el general Raoul Cédras el retorno de Jean Bertrand Aristide al poder. En 1994 le tocó al expresidente Jimmy Carter, al senador Sam Num y al exjefe del Estado Mayor, Colin Powell, negociar con los “gorilas de Cédras”, y por poco la fiesta termina a bombazos. Esperemos, que aunque el portavoz del Consejo de Seguridad de EEUU, John Kirby, dejó entrever que no hay nada claro sobre Haití, se mantenga el canal diplomático para dar con una salida.