El peligro de una ciudad que se ha desmadrado

El peligro de una ciudad que se ha desmadrado

La imagen sobrecoge. Con sólo imaginarla uno se horroriza: son casi las nueve la mañana, el tránsito está en sus buenas en la 27 de Febrero esquina Winston Churchill, cuando de repente un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET)  comienza a disparar y termina hiriendo de bala  a un motorista al que confundió con un asaltante que momentos antes había despojado de su cartera a una señora.

Inocente del robo, el mensajero Israel Rossó Peña cometió el error de no detenerse ante la solicitud de AMET y cruzar el semáforo en rojo. La falta, sin embargo, no ameritaba que se le disparara por la espalda. Ante este hecho, que tuvo lugar ayer, son varias las interrogantes que nos asaltan: ¿por qué los agentes de la AMET están armados si lo que deben regular es el tránsito? ¿Por qué actúan con tanta violencia contra los ciudadanos? Por otro lado, vale preguntarse si las cosas fueran diferentes en caso de que los motoristas no violentaran constantemente las leyes de tránsito. A unos y otros se les ha pasado la mano. Así como muchos  AMET parecen odiar al ciudadano, la gente les provoca una y otra vez. ¿Será que es tan difícil que todos nos comportemos decentemente?

Da miedo ver la transformación que ha tenido nuestra sociedad. Cada vez somos personas más intolerantes que actuamos con mayores niveles de violencia. A eso se unen los altos índices de delincuencia que nos afectan hoy día: la tranquilidad, duele decirlo, es cosa del pasado. No sé que medidas tomaremos para revertir todo esto. Pero el gobierno tiene que actuar. La ciudad se le está yendo de las manos. Y eso, cuando queremos atraer al turismo, es un  peligro.

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