El peligro en Río está entre garotas y taxistas

El peligro en Río está entre garotas y taxistas

RIO DE JANEIRO. (AFP) – Cualquiera puede perder la brújula en Rio de Janeiro si le hace caso a sus taxistas astronautas, o salir con dolor de cuello a causa de mujeres exuberantes y sensuales que acá llaman garotas y en otros países mamacitas o bombones.  

Y ahora que la ciudad está vestida con sus mejores galas para los Juegos Panamericanos, taxistas y garotas parecen confabularse para hacer de cuadritos la vida de todos los foráneos que visitan esta urbe, especialmente periodistas y fotorreporteros.

   Tomar uno de los miles de taxis amarillos que vuelan por toda la ciudad es como viajar en la nave del malvadísimo Darth Vader de la Guerra de las Galaxias.

   Hasta el gigantón de la máscara negra pondría el grito en el cielo cuando el hombre tras el volante le confiesa que su bólido amarillo pollito trabaja mejor con gas metano que con etanol o gasolina.

   «El gas es más rentable que el etanol, y el carro anda más ligero», confiesa el taxista Amaury, en un vuelo cósmico del hotel Barra de Tijuca al Complejo Náutico María Lenck. Los visitantes  disfrutan de  la ciudad.

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