Todo aquel dominicano que tiene su “azotea cerebral” bien amueblada está preocupado por la realidad que vivimos. Hoy somos testigos de que los valores morales han pasado a un segundo plano en gran parte de la población, lo que hace que sea muy difícil el subsistir si no enderezamos el curso de esta descomposición moral. La desvergüenza, la criminalidad, la violencia, la ordinariez y la inelegancia, se pasean enseñoreadas. La delincuencia aumenta, la vulgaridad y las drogas en todos los órdenes nos arropan. El principio de autoridad se resquebraja y asistimos a una descomposición moral de la sociedad que rápidamente corroe sus principales valores.
Se hace urgente una cruzada nacional por lo que nos espera como nación, para luchar por la paz y lograr que moralmente, vuelva la disciplina, la no violencia, el respeto y el apego a las normas de convivencia civilizadas. Procurar que con un gran conjunto de prácticas y reglas doctrinales dirigidas a la mejoría del comportamiento del individuo dentro de normas de bien, y que puedan llegar estas enseñanzas a todos los rincones del país. Procurando con mano dura mejorar el orden, pero lograrla sin represión, sino hacerlo dentro del círculo de la verdadera disciplina, lo legal, educativo y correcto.
Hay que fomentar en la nación dominicana: valores morales, disciplina, dominicanidad y conductas sociales acertadas. Evitando los vicios, el uso de sustancias prohibidas, esas erradas acciones que nos han desviado de un adecuado convivir para lograr el real bienestar de toda la sociedad. No perdamos la fe en nuestro porvenir, no nos agreguemos a la lista de los que ya no creen en el futuro de una mejor nación, de los que se vencieron y aceptaron el “laissez faire”, en el dejar hacer y dejar pasar todo lo malo que está ocurriendo, “porque ya no hay esperanza de arreglo”, gran error.
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Ningún ejército en desbandada ha ganado una batalla. Solo la unión de todas las fuerzas vivas de la nación asegurará el éxito (Gobierno, partidos políticos, empresarios, iglesias, universidades, colegios, sindicatos, juntas de vecinos, etc.). Se necesita mando, principalmente mando intelectual y valor para hacerle frente a las situaciones adversas que nos esperan. Se impone en estos momentos un alto sentido de sacrificio nacional. No perdamos la esperanza, la educación siempre dejará sus frutos positivos. Se considera que el auge de la delincuencia es consecuencia de una deuda social acumulada por muchos años frente a las desigualdades económicas, la mala educación, los malos ejemplos políticos, las drogas, el enriquecimiento desmedido, la indolencia social, etc.
Esta cruzada nacional que apoyamos es para enmendar estos males sociales y se hace necesaria hoy más que nunca, pues están ocurriendo acciones jamás vistas en el país (en el arte, la criminalidad, las migraciones desbordadas, la invasión silente, los vicios, la pérdida de la identidad nacional, etc.).Cito al buen amigo Johnny García, que me envía su opinión sobre el deterioro cultural: “Podemos pensar que una gran parte de la humanidad hoy está en un preocupante y acelerado proceso que la lleva irremisiblemente hacia un infra orden de crustáceos decápodos. Lo que en dominicano sería traducido como -vamo patra- como el cangrejo”. La cruzada, por el bien del país y nuestra sagrada dominicanidad, se debe iniciar ya, donde “todos” debemos participar, todos los grupos con influencia en la población deben apoyarla, sin banderías fanáticas, ni sectarismos interesados, es por el bien de nuestra nación y su futuro.