El perdón

El perdón

El perdón es un regalo muy grande que podemos obsequiarles a las personas que nos rodean, y nos lo podemos regalar a nosotros mismos. Es muy importante saber que el perdón no exime de culpa al ofensor, sino que libera al ofendido; es por esto que se entiende que el perdón es un mecanismo para que nuestro corazón sane las heridas, para que nuestra alma brille, para que nuestra vida vaya en aumento. Porque el perdón es una expresión de amor, que nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.

Es común escuchar la frase “yo perdono, pero no olvido”, y pensamos seriamente que si no olvidamos, es debido principalmente a que realmente no hemos perdonado, pero esto también es un error, el perdón no implica nunca que olvidemos todo, el perdón no produce amnesia, no es indispensable que olvidemos para perdonar, puedo perdonar y estar consciente del daño que se me hizo, pero he decidido que ya no me va a afectar nunca más en mi vida. Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida.

No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos  negativos que nos causaron dolor o enojo.

La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento, te mantiene encadenado emocionalmente, porque el no perdonar es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce todavía sobre nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos permite vivir en el presente, sin recurrencias constantes al pasado doloroso.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti misma por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas, y por sentirte culpable del mal que en un momento determinado sientes que le hiciste al otro. Pero para poder pedir perdón y esperar que te perdonen, el primero que tiene que perdonarse eres tú mismo. Pero entendiendo que perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida.

“Perdonar es el camino de la sanación… es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona; soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de ese vínculo. Perdonar es un proceso que dura toda la vida y se va recibiendo la gracia en cada momento.”

 

 

 

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