El peregrino de la cruz y otro e-mail

 El peregrino de la cruz y otro e-mail

LEONARDO DÍAZ JÁQUEZ
El 9 de marzo de 1999, en época del primer gobierno de Leonel Fernández, publiqué el artículo “Un e-mail desde Dajabón”, que era la reproducción de una “nota” que un compueblano me hizo llegar para entonces. Hoy, recibo otra que quiero compartir con ustedes. Dice así:

“Querido compueblano: Después de saludarte, quiero decirte de primero que no dejes pasar la temporada y ven a comerte los mangos que te gustan: Bullita, Margarita, Cachimán, Vizcaíno, San Antonio y Yamaguí, entre otros. Acuérdate que ya dejaste pasar el tiempo de las semillas verdes.

Yendo al fondo de lo que me ocupa, quiero manifestarte la enorme preocupación que he sentido, pues por mi culpa, y también tuya, de escribirte y tú publicar aquella nota, me he sentido culpable de las penurias que ha pasado Angel Sosa con su singular forma de protestar, yendo de Dajabón a la capital a pies, con una cruz a cuestas. Y digo que me he sentido culpable, porque yo creo que el doctor Leonel Fernández tomó en serio todo lo que te dije del avance que ‘habíamos” alcanzado y eso lo llevó a olvidarse de Dajabón. Pero resulta que no es así, y aquí seguimos padeciendo los mismos viejos y angustiantes problemas, algunos muy particulares por ser pueblo fronterizo.

Aunque éste ha sido un año bueno en cuanto a la lluvia, seguimos padeciendo de escasez de agua, tanto para riego como para consumo humano. El canal de riego conocido como de de Los Japoneses sigue con su problema en la compuerta y sólo lleva agua cuando el río está crecido, pues no se le hizo un dique derivador. Muchas comunidades padecen de acueductos y conseguir agua potable es un dolor de cabeza.

Nuestros problemas con los vecinos “del otro lado” son permanentes, en donde el robo de ganado y pertenencias es “el pan de cada día”. Dile al Presidente que no es cierto que tenemos un sistema GPS para saber en dónde está cada cabeza de ganado. Es una pena tener que decir que sólo hay

acción militar efectiva cuando se arma un escándalo y envían a la zona al coronel del Ejército Nacional, Nin Terrero,quien es respetado por todos, dominicanos y haitianos, civiles y militares; cuando llega todo el mundo anda pianito. Mejor no te digo su apodo. Tan pronto lo retiran de la zona, todo regresa a lo mismo. Es como si en las Fuerzas Armadas sólo existiera una persona con capacidad para enfrentar los problemas que se generan con todo lo que tiene que ver con la situación haitiana. Hoy día, el tráfico de haitianos es público y el contrabando de arroz y otros productos, se hace a la vista de todos. Por supuesto, todo esto conlleva el pago de “peaje” en cada puesto de chequeo.

Como salió publicado recientemente, la pobreza es un problema agudo en Dajabón, y en toda la Frontera, por lo cual no es cierto que rechacemos la instalación de empresas de zona franca. Es una pena que los intereses de siempre hayan pesado más que las necesidades de la gente fronteriza, y se haya modificado la Ley de incentivo para impedir que más empresas dominicanas y extranjeras se instalen en todos los pueblos de la Frontera; eso es retroceder al Viejo Camino.

Parece que por fin se construirá el puente nuevo sobre el Masacre para enlazar la carretera a Cabo Haitiano, y el mercado, que con fondos europeos se nos ha prometido tantas veces. Es una necesidad sentida, porque el mercado bisemanal es un punto de intercambio comercial muy importante, el que dinamiza la economía de Dajabón y tiene su impacto en varias zonas del país, pues para sólo recordarte algunos ejemplos, es mucha la tayota que viene de Jarabacoa y muchos los huevos de Moca y lugares aledaños. Un paso que debe darse es definir un acuerdo de libre comercio con Haití, nuestro socio comercial más próximo, que produce muy poca cosa y que está en excelentes condiciones de recibir todo lo que producimos, pues por su situación de desarrollo, no tienen requerimientos que pongan trabas a la importación. Tenemos que dejar de llamar “contrabando” a un intercambio comercial que debiera ser abierto, ágil y regularizado, pero que al limitarlo, sólo beneficia a pocos y produce que haya “macuteo” en todo el proceso.

Deja de soñar y olvídate de nuestros adelantos tecnológicos.

Aquí padecemos de los mismos problemas que tiene el país, quizás acrecentados por nuestra lejanía de “donde hacen los cheques”. Nuestras escuelas tienen iguales o peores carencias que las que se han estado publicando en la prensa nacional a raíz de apertura del año escolar. En el Hoy salió el caso de una escuela de La Vigía, que da pena.

El ausentismo, la deserción escolar y la falta de aulas, sigue tal cual. Que quede claro, aquí no queremos, ni necesitamos, un Metro, pero sí solución a problemas tan básicos como éstos. Por otro lado, el Instituto Agronómico San Ignacio de Loyola sigue esperando por convertirse en un politécnico, para con la sabia dirección de la Compañía de Jesús, seguir aportando al país profesionales capacitados y preparados en las carreras técnicas que necesitamos, como lo ha venido haciendo por 60 años en el área agronómica. El Gobierno tiene que tomar acción en ese sentido.

Como ha salido publicado en todos los periódicos por acción de la protesta de El Peregrino de la Cruz, las carreteras que conectan a tu pueblo, Dajabón, con Loma de Cabrera, Partido, etc., están en muy mal estado; la que va a Montecristi está en franco deterioro. Un pueblo incomunicado no puede insertarse al mundo globalizado que hoy se nos vende como la panacea a nuestros problemas. No vayas a pedir que nos construyan un Metro, que eso no lo necesitamos. Solo queremos carreteras y caminos vecinales en buen estado, a los cuales se les dé mantenimiento de manera regular.

Para no abusar de tu paciencia, termino diciéndote que El Corral de los Indios, en tu querido Chacuey, espera por su rescate para que se convierta en un atractivo turístico histórico de relevancia de carácter nacional, ya que éste fue una plaza ceremonial de primer orden de nuestros aborígenes. Domingo Abreu Collado hizo un planteamiento interesante en el HOY”.

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