El perfil de los peregrinos que asistieron a las canonizaciones hoy

El perfil de los peregrinos que asistieron a las canonizaciones hoy

Ciudad del Vaticano. Joven, polaco y católico, ese es el perfil de la gran mayoría de los 800 mil peregrinos que inundaron hoy las calles de la Ciudad del Vaticano y Roma para celebrar que Juan Pablo II y Juan XXIII ya son santos.

Un goteo incesante de personas abarrotó las calles de la capital del catolicismo desde primeras horas de la madrugada, con el objetivo de vivir en primera fila las canonizaciones.

A partir de las 05.00 horas se permitió la entrada a la Plaza de San Pedro y, desde ese momento y hasta el comienzo de la ceremonia, miles de personas fueron agolpándose alrededor de la Basílica y a lo largo de la Vía de la Conciliación, la calle que conecta la Ciudad del Vaticano con Roma. Cuando se estimó que el aforo estaba completo, alrededor de 250.000 personas según la Santa Sede, el resto de peregrinos católicos deseosos de vivir esta jornada histórica tuvieron que conformarse con ver el evento en pantallas colocadas en otros puntos de la capital, entre ellos la Plaza Navona, el Coliseo o Santa María la Mayor.

Entre los afortunados que sí asistieron a la santificación de los papas en la plaza vaticana, predominaron los jóvenes polacos procedentes del país de nacimiento de Karol Wojtyla. Así, los colores blanco y rojo de la bandera polaca cubrieron la plaza con pañuelos, camisetas y trajes típicos del país. Los cánticos en lengua polaca se mezclaron con el himno de las Jornadas Mundiales de la Juventud “Jesus Christ, you are my life”, en un día gris en el que las nubes amenazaban con tormenta pero que, para alivio de los fieles, solo dejaron una ligera llovizna. Gdansk, Varsovia o Cracovia, esta última donde se celebrarán las próximas Jornadas Mundiales de la Juventud 2016, fueron algunas de las localidades que se pudieron ver rotuladas en las pancartas de los peregrinos. Junto a ellas abundaron también fotografías e imágenes de los dos nuevos santos, Juan XXIII y Juan Pablo II. La gran mayoría siguieron la misa con traductores simultáneos, mientras otros pocos se ayudaron de alguno de los miles de libros repartidos por la Santa Sede.

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