Duele admitirlo, y más cuando soy parte del conglomerado periodístico, pero es cierto, la prensa dominicana está en crisis de identidad, de criterio, de emisión y profundidad. Las variables que nos llevaron a este declive son heterogéneas, pero el común denominador parte de lo económico, la influencia que tienen las empresas en la prensa aprieta los grilletes de cualquier intención informativa. El periodismo ya no se hace en la redacción, sino en el departamento de contabilidad y publicidad.
Recuerdo mis años de estudiante uasdiano con el ímpetu revolucionario en los debates debajo de la mata de mango, esas ganas de hacer comunicación liberal se fermentaban en los presentes y parecía que la prensa tendría en mi generación una reivindicación del daño que las anteriores le habían hecho con la venta de criterio. Pensábamos que todo lo que estaba era malo porque cada quien respondía a intereses particulares y eso era socialmente irresponsable.
Una vez superamos las aulas nos adentramos en el ejercicio diario de la prensa. Algunos migraron a televisión, otros fueron a la radio, lo más aventajados lograron entrar a los periódicos grandes y una minoría fue acogida por medios digitales en crecimiento. Hubo otro grupo que decidió quedarse en las relaciones públicas y una buena parte, al darse cuenta de lo que había, se fue a otros campos o emprendió otros modelos de negocio.
Lo primero que te enseñan cuando entras a una sala de redacción de cualquier medio o plataforma es conocer los intereses, no de la sociedad, sino de quien paga la nómina. El interés del dueño es lo que prima en cualquier empresa, con mayor énfasis en la prensa. Una vez conoces la influencia del dueño, tienes que prenderle velas a su afiliación política y los terceros cuyos intereses también hay que defender, aunque sepas que hay dolo público.
Ya te empapaste del interés empresarial y sales a cubrir una noticia cualquiera; llamas al editor para plantearle el caso y te dice que esa información no va porque afecta al primo de un amigo del hermano de su cuñado. Te mandan a una fuente tradicional, buscas la nota de prensa que dice lo que la entidad quiere que se sepa y eso es lo que debes publicar. Algunos son tan bárbaros que le ponen su firma a una cosa que no investigaron, no escribieron y, muchas veces, ni leyeron.
Pero está bien, ya entiendes que no puedes imponer tu criterio por encima del interés económico del dueño y decides investigar temas que no afectan ese círculo. Entonces tu superior te advierte que, si quieres investigar, lo hagas en tu tiempo libre porque hay cuotas informativas diarias que un investigador no puede cubrir. Hacer un reportaje de tres páginas puede llevarte hasta un mes enfocado solo en eso y en ese mismo lapso llenas las tres páginas en dos días con notas triviales. Al medio no le es rentable tener periodistas investigativos porque absorben mucho tiempo y, casi siempre, el resultado afecta un interés comercial.
La información ahora viaja muy rápido, el fiambre llega en minutos. Los periódicos impresos cada vez tienen menos trascendencia porque no han logrado hacer la evolución a la profundidad informativa. En las redes te enteras del hecho, en el periódico digital conoces detalles y en el impreso deberías enterarte de las razones y el por qué, sin embargo, abordar el trasfondo de la noticia es un ejercicio en decadencia. Algunos no lo hacen por ignorancia, otros por no joder mucho y la mayoría por conformismo, conformes con publicar la nota que mandan y ya.
No puedes hacer denuncias abiertas porque afecta intereses económicos y no puedes investigar a fondo porque no es rentable para el medio. Si por cosas de la vida te acoplas a ese formato, tienes que ser un pulpo para poder rendir lo que el medio te exige. Quien sale a cubrir un suceso debe redactarlo, grabarlo, sacar los cortes para la plataforma digital del mismo medio y grabar su audio. Si no hay editor, también le toca editar y publicar, obviamente por un salario que no responde a la exigencia.
Pero sería hipócrita si no digo las razones fundamentales de la crisis. Más del 70 % de la publicidad en los medios tradicionales la colocan las entidades públicas, incluso hay nóminas que son cubiertas en su totalidad por esos anuncios del gobierno. ¿Cómo un medio saca una información contraria a tal entidad si ella es quien paga los antojos del dueño? Hay que dejarse de hipocresía, no existe periodismo crítico sin sustento económico.
Si vas contra la corriente y denuncias, no podrás ejercer mucho tiempo porque tendrás bloqueo publicitario y todas las puertas cerradas en los medios grandes. Y si optas por los medios alternativos, cuidado, están como los partidos chiquitos esperando la mejor oferta para darle odas al que paga. ¿Y las redes sociales? Buena opción, pero impera el morbo, no el criterio.
La baja ha sido tan obvia que en la mayoría de medios tradicionales han despedido o despedirán personal porque ya no aguantan una nómina de tres empleados cuando agarran a uno que hace el trabajo de todos, casi siempre con menor salario porque buscan personas jóvenes que tienen facilidades tecnológicas y desconocen el costo de sus oficios. Los pocos periodistas que hacen diarismo cobran muy poco y usan la plataforma para ganar influencia e ir migrando a las relaciones públicas donde ganan dos pesos más, pero a qué costo.
En las relaciones públicas esas acciones son más incisivas porque tienes la obligación de defender abiertamente a tu superior o empresa, aunque sepas que hay delito. Por eso los mejores salarios están en esta área de la comunicación, es donde más acrobacias se usan para que el de arriba quede bien y eso cuesta mucho. En este negocio el que más gana no es el de mayor conocimiento, sino quien mejor maneje las críticas, aunque deba incluir a los críticos en la nómina para mantener las aguas en su nivel.
El periodismo de hoy está en crisis porque no existe la libertad de prensa, sino de empresa. No hay chance de investigar porque no es rentable para el medio y los resultados, casi siempre, afectan a uno o dos amigos del dueño. No ganas mucho con medios alternativos porque sin publicidad no hay forma de subsistir y si optas por las relaciones públicas, te recomiendo dejar el criterio en la gaveta y hacer tus cursitos online de hipocresía, la vas a necesitar. Lo peor del caso es que este problema es mundial, mientras más grande es el medio, mayores son sus intereses económicos. Con cada publicación se consuma el epitafio… el café ya está puesto.