El pésimo servicio al cliente

El pésimo servicio al cliente

Debido a una diferencia en la facturación del servicio telefónico, acudí a la prestadora a reclamar que se me aclarara la situación. Llegué a las ocho en punto, tomé un número, y al pasar el tiempo reparo que todos los que habían llegado después que yo eran atendidos y pregunté la razón y me dijeron que los que estaban atendiendo eran los que iban a pagar o comprar algún aparato, y que como era una reclamación debía esperar a las nueve, con el agravante de que si alguien estaba antes que yo debía esperar más tiempo.
A las 9:15 llegó la encargada de recibir las reclamaciones, por suerte resulté ser la primera y resolví; aclaramos todo. Como ven, perdí más de una hora por la forma discriminatoria de la organización respecto a los intereses del cliente, pienso que no debe haberla porque pagar o reclamar no nos hace distintos y debiera ser tomado muy en cuenta por los prestadores, porque son clientes fieles a los que se les debe respetar.
El día de mi cumpleaños me regalaron un teléfono inteligente, llegué a las 5:00 de la tarde, tomé un número y me dijeron que en 20 minutos me atendían. No le canso con este cuento, pero los 20 minutos se volvieron tres largas horas, terminé de pagar a las 8 de la noche.
Ese tiempo que perdí pude haberlo empleado en otras prioridades.
Es historia no se queda ahí, la compra fue viernes, pero el teléfono se calentó al día siguiente y el lunes debí ir a reclamar la garantía. Ay Dios! pasé seis horas esperando turno para escuchar que yo había sido la culpable de que el teléfono, “nuevo de cajeta”, no funcionara. Salí a las 9:00 de la noche, decidida a llevar mí reclamación a PRO CONSUMIDOR, pero antes, llené un papel donde exigí respeto por el tiempo de los clientes y motivé a todos los que estaban esperando a que lo hicieran, a ver si de esta manera cambiaban su política de atención al cliente.
Nadie se imagina que me sometiera a perder tanto tiempo, pero sí, llego a los lugares como una ciudadana común y corriente para darme cuenta de las deficiencias y los malos tratos que sufren los consumidores. A veces alguien me conoce y quiere sacarme de la fila, a lo que me niego, creo que el tiempo y el espacio debe ser respetado y que si creemos en esto debemos predicar con el ejemplo.

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