El peso cumple 60 años

El peso cumple 60 años

FERNANDO PELLERANO MORILLA
El moderno peso dominicano en forma de papel billete se creó hace 60 años a raíz de la reforma constitucional y la Ley Monetaria de octubre de 1947. Ahora bien, ¿Cuál era el cuadro de la situación monetaria antes y después de esa fecha? Hasta ese momento circulaba el dólar y la moneda metálica dominicana introducida en 1937. 

 En 1946 ésta era $1 millón, mientras que la cantidad de dólares en circulación era de $19 millones, que sumados a $29 millones en depósitos de los bancos del país en el exterior, arrojaba un total de $49 millones. En el proceso de conversión de dólares a pesos, el Gobierno pagó su deuda externa de US$9 millones y constituyó reservas por US$14 millones en el Banco Central, institución creada con el poder de monopolio de la emisión de pesos.

Después de desplazado al dólar como principal medio de pago a fines de 1947, la cantidad de dinero en circulación era RD$9 millones en efectivo y RD$30 millones en depósitos a la vista en bancos del país. El sistema financiero estaba formado por el Banco de Reservas (creado en 1941) y algunas sucursales de bancos comerciales extranjeros. Estos financiaban a corto plazo el capital de trabajo de las empresas. La principal institución que financiaba inversiones a mediano plazo era el Banco Agrícola e Hipotecario (1945).

¿Por qué se creó el peso y se hizo la reforma monetaria en ese momento? Porque el sistema monetario basado en el dólar le imponía a una economía agroexportadora como la dominicana de la década del cuarenta una fuerte restricción, al someterla a las repercusiones directas del ciclo comercial de la economía estadounidense. En las fases de auge del ciclo, aumentaban las exportaciones, el ingreso y, con la consecuente entrada de divisas, aumentaba la cantidad de circulante y las importaciones. También, debido a la mayor demanda, se generaban presiones inflacionarias sobre los bienes de consumo de origen agrícola. En efecto, durante el auge de las exportaciones de mediados de la década, el costo de la vida aumentó un 88.3 % entre 1942 y 1947. Cuando le seguía la fase depresiva del ciclo, el efecto era contrario: el de una deflación, una caída aguda de la actividad económica, una caída de los impuestos, reducción de la cantidad de dinero y del crédito bancario. Toda contracción en la disponibilidad de billetes de dólares se transmitía en una contracción del crédito bancario.

El Estado dominicano carecía de instrumentos de política para amortiguar los efectos sobre la economía, sobre todo de las fases depresivas del ciclo como las del período 1929 1933, cuando las exportaciones anuales cayeron a menos de la mitad y el Gobierno obtuvo el crédito suficiente para paliar las desastrosas consecuencias del ciclón de San Zenón.

La reforma monetaria y bancaria del 1947, además de crear el peso y su órgano regulador, el Banco Central, creo la Ley General de Bancos. La existencia del Banco Central permitió hacer política monetaria anticíclica. Al responder ágilmente a la demanda de reservas por parte de los bancos, los mismos podían atender la demanda de préstamos de sus clientes solventes. De ese modo, se abrió la posibilidad de un uso más pleno de los recursos económicos nacionales, sin la rigidez que imponía el anterior régimen monetario del dólar. El nuevo marco legal sentó las bases para el desarrollo del sistema financiero nacional, que trajo una mayor flexibilidad y autonomía para el financiamiento de la inversión privada. A su vez, le dio más independencia a la política fiscal, sobre todo creando ex nihilo nuevas fuentes de financiamiento de la inversión pública mediante la colocación de títulos públicos en el Banco Central y los bancos comerciales.

No es pura retórica, como suelen declarar los partidarios de la dolarización, el afirmar que la creación del peso dominicano y el Banco Central fortalecieron la soberanía nacional y abrieron las puertas a la modernización de la economía. La infraestructura física, el desarrollo industrial y del turismo, y el proceso de urbanización que siguieron durante las seis décadas subsiguientes son impensables sin el régimen monetario del peso dominicano.

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