El peso de la culpa, ¿imposible de quitar?

El peso de la culpa, ¿imposible de quitar?

MARLENE LLUBERES
Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Is 1:18. Todos los seres humanos vivimos en una constante lucha con los sentimientos de culpa, unos legítimos y otros producto de nuestros propios pensamientos lo que produce en nosotros nerviosismo, agresividad, desasosiego y reproche, teniendo la necesidad de volver atrás y remediar aquello que nos roba la paz.

Cuando estas situaciones acontecen tendemos a autoinculparnos lo que se origina, en la mayoría de las circunstancias, debido a normas de conductas regidas por el miedo al castigo; en otros casos, es indispensable buscar un culpable, lo que revela la incapacidad de la persona para criticarse de forma objetiva o sencillamente, no hacemos caso e ignoramos la situación.

La naturaleza innata del ser humano lo hace sentir la necesidad de ser amado, comprendido y aceptado, es por ello que, frente al temor de perder esos afectos, trata constantemente de agradar a quienes lo rodean, olvidándose incluso de sí mismo, esclavizándose bajo patrones circundantes del entorno y, al no lograr satisfacerlos en su totalidad, produce en él un sentimiento de culpa que lacera su valía personal y que puede conducirlo al bloqueo y al aislamiento.

Para evitar que esto suceda y encontrar soluciones que puedan traer libertad a nuestra mente cautiva por esta emoción, siempre que entendamos que en nosotros esté la posibilidad de enmendar lo que nos ocasionó este sentimiento, la culpa desaparecerá, pero permanecerá en el caso contrario, rompiendo nuestros esquemas de autosuficiencia o criterios personales.

Es en este proceso cuando queremos infructuosamente aplicar diversas vías para lograr ser liberados, entre las que se encuentran, el hablar a una silla vacía, en caso de muerte o ausencia; el analizar las causas que la han producido, conversándolas con otras personas, expresando así lo que sentimos.

A pesar de todo este esfuerzo, nos damos cuenta que estos métodos comúnmente practicados no borran las terribles consecuencias que han herido nuestras almas y no impiden que, de producirse circunstancias similares a las ya vividas, tengamos las mismas reacciones porque los modelos y patrones aprendidos siguen estando vigentes en nuestro interior.

Ciertamente nos preguntaríamos, ¿qué hacer ante la imposibilidad humana de derribar estos esquemas?

La Palabra de Dios nos muestra que verdaderamente existe una esperanza, una vida diferente a través del perdón que Dios nos regala, donde aprendemos a ver y amar de manera distinta, no centrados en nosotros mismos, sino en conocer que ya nuestras vidas no están unidas a un destino, sino sujetas a la voluntad de un Dios Creador.

Es Jesús quien nos da la oportunidad de iniciar una nueva vida, lo que El mismo llama un nuevo nacimiento, sin remordimientos ni acusaciones que nos lastimen porque únicamente El tiene poder para romper ese estilo de vida que el mundo y la sociedad nos han impuesto.

Nos es suficiente acercarnos a Dios, pedirle con sinceridad y necesidad que llegue a nuestras vidas para sanarnos y libertarnos.

Jesús quitó la carga de la culpa con su muerte en la cruz y aunque debemos responsabilizarnos por nuestras acciones, tenemos la libertad en Cristo de hacerlo sin la carga de un remordimiento dañino.

Solamente en el Señor podemos encontrar sanidad para las heridas del alma.

¿Por qué vivir abrumados por el peso de la culpa si Jesús está dispuesto a olvidar nuestro pasado, nuestros errores y darnos una nueva oportunidad?

Entreguemos todo nuestro ser en los brazos de amor de Jesús. El olvidó nuestro pasado, ya pagó el precio de nuestra culpa, aceptemos su perdón, siempre teniendo nuestro pasado, ya pagó el precio de nuestra culpa, aceptemos su perdón, siempre teniendo claro lo que dice La Palabra en 2Corintios 5:17: «De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas». m_lluberes@hotmail.com

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