Para el Banco Mundial nuestro país está en el grupo de los que tienen la mayor tasa de pobreza. La inflación anual está entre las principales causas. La tasa de 7.76% del 2011 fue de las más altas del Continente, explicada principalmente por la política monetaria expansiva. Lo demuestra la inflación subyacente, la generada por la política monetaria, que representó 67% de la total. Consecuencia de un crecimiento de la emisión monetaria que superó la inflación y el nivel inicialmente programado por las autoridades monetarias.

Por la alta inflación del 2011, aumentó el costo promedio de la canasta de consumo a RD$24,831, inalcanzable para una familia de 4 miembros que vive de un salario mensual alrededor del mínimo de RD$9,905. También se elevó el costo de la canasta básica a RD$11,215, razón por la que empeoró la pobreza extrema.

Terminar cada año con una alta inflación ha sido una constante en la democracia de amigos que aplican Leonel y Danilo. Una política de empobrecimiento que tomó la forma de reducción del poder de compra del peso, desvalorización, con la consiguiente pérdida de confianza en la moneda, lo que produjo sustitución de peso por dólar. La historia monetaria está ahí. En el periodo 1996-2000, la inflación acumulada fue 34%, con un crecimiento anual de la emisión monetaria de 14% que superó la inflación promedio anual. En los años 2005-2011, la inflación acumulada de 45.6% y 11% el incremento promedio anual de la emisión monetaria, nuevamente superior a la inflación media anual. 

La política monetaria expansiva aumentó la velocidad de circulación del peso, generando pérdida de confianza en la moneda. Lo que se espera es que se mantenga relativamente constante. Sin embargo, aumentó 35% en el gobierno 1996-2000, de 0.93 pasó a 1.26, y 17% en los años 2008-2011, de 0.95 a 1.11. Es decir, los agentes económicos aceleraron el gasto en peso, redujeron la demanda de la moneda y aumentaron la del dólar.

Fue así como apareció la dolarización financiera en el periodo 1996-2000, continuando desde el 2005. La dolarización financiera, un riesgo permanente para la estabilidad de los precios macroeconómicos, es la herencia que dejan Leonel y Danilo. La que no se hizo acompañar, como en otros países, de políticas micro y macro prudenciales probadas, que controlaran activos y pasivos de empresas y personas según moneda.

Por eso, aunque lo nieguen usando el control mediático que tienen, los Peledeístas no pueden desprenderse de su alta responsabilidad histórica en la volatilidad del tipo de cambio, su traspaso a la inflación y las consecuencias sociales de la quiebra bancaria del 2003.

Los indicadores de dolarización no mienten. En el 1996 los depósitos en dólares representaban 2.2% respecto al total de depósito de la banca nacional, aumentando a 24% en el 2000. El coeficiente se ha mantenido sobre 25% desde el 2005. Para comenzar a revertir el proceso y evitar que la inflación siga creando pobreza, se debe fortalecer el peso con política monetaria que controle el crecimiento de los precios. Será uno de los objetivos del próximo gobierno de Hipólito y el PRD.