Antigua, Guatemala. La banda que adorna la botella de Ron Zacapa Centenario ultra-premium le da un toque original y diferente a las demás botellas.
La vemos, nos gusta el detalle, pero no sabemos la historia que hay detrás de esa banda. Así que aquí ¡Vivir! les cuenta un poco.
Unas 520 mujeres aproximadamente trabajan y viven en 19 comunidades pequeñas alrededor de la capital del departamento de Quiché y se encargan día a día con mucho esfuerzo y paciencia sobre todo, tejer el adorno que lleva ese ron.
Anteriormente la botella estaba forrada entera con el tejido del petate y permaneció así durante muchos años, de manera emblemática, pero en el año 2004, debido a la demanda internacional de los mercados quienes consideraban que era excelente y que les gustaría verlo ya que todo entra por la vista, decidieron hacer un cambio, con la condición de que se mantuviera un elemento relacionado al petate.
¿Por qué? Pues se cuenta que el entrelazado del petate era el ícono que diferenciaba a la realeza maya y solo podía ser usado por ellos.
Se decía además que el entrelazado era la unión del cielo con la tierra, el sol, la luna, lo físico y lo espiritual.
Por esa razón, y seguramente considerando que este país fue el hogar de la civilización maya clásica, Ron Zacapa quiso usar algo que tuviera sus raíces, de lo que dicen sentirse orgullosos hoy día de esta banda.
Originalmente los petates eran elaborados como tapetes para los reyes mayas. Según la tradición, sentarse en un petate ayuda a cambiar nuestra visión del mundo, obligándonos a ver la vida con humildad y a observar las cosas tal como son.
Los tejedores: La Guerra Civil de Guatemala (1960-1996) golpeó fuertemente a las comunidades locales y muchas mujeres perdieron a sus esposos, por lo que las oportunidades de empleo eran muy escasas.
Pero desde la creación de Zacapa, en el 1976, muchas mujeres se han dedicado a la elaboración del petate, lo que ha servido de estímulo a las comunidades y le ha conferido a la botella del ron Zacapa su auténtico carácter guatemalteco. En la actualidad la confección del petate se ha convertido en una fuente de ingresos para estas comunidades.
Los pueblos indígenas Quiché y Chorti fueron y siguen siendo los precursores del arte de tejido del petate.