La Cepal rebajó sus cálculos sobre el crecimiento del PIB a un máximo de 4.9% en 2017. Quedó corto, no actualizó la base de datos que usa para alimentar el modelo de proyección, error que contamina lo que piensa sobre el 2018.
Resulta evidente que se apoyó en lo que sucedió durante los primeros nueve meses, cuando la economía apenas creció 4.0%, muy alejado del 7.4% y 6.9% en los mismos meses de 2015 y 2016, respectivamente. Menor crecimiento que no debió sorprenderle, conoce la causa de las causas, sabe de la fuerte relación causal entre cambio en el crecimiento de la inversión pública y cambio en el crecimiento PIB.
Los números hablan, en los primeros tres trimestres de 2017 el gobierno decidió gastar mucho menos de lo presupuestado y de lo ejecutado en los mismos meses de 2015 y 2016. De repente se decidió por un fuerte e inesperado ajuste en la inversión pública, hasta el punto de que creció apenas 0.63%, casi nada comparado con 7.84% y 16.70%, respectivamente en los mencionados últimos dos años.
Comportamiento que fue imitado por la demanda de crédito en pesos del sector privado, de diciembre a julio, antes de las medidas del Banco Central, creció 4.0%, inferior al 5.2% y 5.3% en los mismos meses de 2015 y 2016, respectivamente.
Ambos comportamientos, el de la inversión pública y el del crédito privado, frenaron de forma notable la expansión del PIB, motivando las oportunas medidas de flexibilización monetaria adoptadas a final de julio, con el objetivo de que el crecimiento de la economía cerrara sobre 5% a final de este año, con la inflación en 4% más o menos un punto porcentual. Para ello la demanda de crédito privado debía apretar los pasos, su crecimiento interanual no podía ser inferior a 12%.
Objetivo que se alcanzará, así lo confirmó el Gobernador del Banco Central con motivo de su más reciente evaluación de los resultados de las medidas monetarias. Implica que el PIB debe crecer alrededor de su potencial (5.5%), donde lo sigue ubicando el FMI a diferencia de la Cepal.
Ayuda que las condiciones de la economía mundial han sido mejores este año que durante 2015 y 2016, aunque podría restar algo de PIB el precio del petróleo. Me explico, si en los últimos dos años fue viento de cola externo para el crecimiento, con ahorro de divisas para la economía y pesos para el presupuesto, porque menor a lo presupuestado fue el subsidio eléctrico, este año las cosas no son iguales. Lo dicen las estadísticas. Por el barril de petróleo West Texas Intermediate, en 2015 se presupuestó US$92.10, se pagó menos de la mitad (US$43.66), en 2016 el precio de US$41.20, promedió US$37.89, y en 2017 un precio de US$48.50 y terminará por encima.
En suma. La Cepal, en su pronóstico de crecimiento, no consideró los resultados de la flexibilización monetaria que aceleró la inversión, el consumo y el ritmo de las actividades económicas en el último trimestre, que sin duda suman décimas al PIB de todo el año, para cerrar por encima de 5%. Lo que le obliga a revisar al alza el pronóstico de 2018.