El pie regio de Riggio

El pie regio de Riggio

POR FERNANDO SIBILIO
Cargados de materia Cromosómica y en medio de una forma compleja de continuidad, hablamos de agujero como si se tratase del “No va más” en cualquier circunstancia, sin percatarnos de que, se constituye en un fracaso cargado de grandeza en considerable orden de magnitud, en imaginación, en creatividad y en grandes catedrales de información.

Ocupamos la literatura como un valor de transacción más que de trascendencia, pero nuestros clientes son más inteligentes, porque el mal sarro de boca que experimentan llegado este punto y conocido el diagnóstico, saben que, Baninter lleva portada con editoriales de palabras equivocadas y que lo único abundante por carecer de propiedad y rigor es el título del artículo, “Balaguer y su Agujero”, porque llega teñido de lo que su autor más adversa.

Creemos, ingenuamente, que las historias viven en medio del camino del dar y recibir, y transportamos los personajes a la misma velocidad con que hacemos viajar las fechas de Navidad, la de los cumpleaños, y las fechas conmemorativas, con la simpleza de un mensaje electrónico o de texto por un teléfono móvil.

Es muy triste escribir con estos contratiempos históricos de por medio, con la armonía de consensos preestablecidos, porque, como la filigrana de una tela, olvidamos el acuerdo

Stand-Bay de 1984, en el que, con ahorro de esfuerzos, la deuda externa subió a montos espectaculares por encima de los US$3,500 millones de dólares, cuya melodía patética, traducidas en las presiones estructurales de este magma financiero, exhibían sus acrobacias en las aberraciones de los impuestos únicos, en el descontrol del tren gubernamental, en los dolorosos acontecimientos del 23, 24 y 25 de abril, en las veleidades del Banco Central, en el caos de la Dirección de Rentas Internas y la Dirección General de Aduanas, en los escándalos de Inespre, en las implicaciones de la Policía Nacional, el Servicio Exterior y las Fuerzas Armadas en el trasiego de drogas.

Ahora que los duendes del bosque me arrebatan el lápiz, quisiera recordarle a quienes nos conceden el favor de leernos que El Doctor Joaquín Balaguer, cuando asumió la Presidencia de la República en Agosto de 1986, puso la obligación de su compromiso en las disposiciones del licenciado Roberto Martínez Villanueva, Secretario de Estado de Finanzas, para que revisara el contrato de explotación con la Falconbrige, llegando este diferendo, por la negativa de la empresa, a la suspensión por tres meses de las exportaciones de níquel por el Puerto de Haina, la cual obligó a esta multinacional a firmar las enmiendas contractuales de los convenios de 1956 y 1969.

Con el permiso de un nuevo comienzo, inicia la Falconbrige Dominicana a pagar sus impuestos al Estado Dominicano.

Desconocemos el montante del año 1987, pero, sí podemos afirmar que en 1988 los ingresos fueron de RD$513.5 millones de pesos, y que entre 1988 y 1993, las recaudaciones ascendieron a RD$3,825 millones de pesos, los cuales se depositaron en un fondo especializado para las presas de Jigüey y Aguacate. Así, y no de otra forma, se explotó un recurso natural no renovable que se transformó en bien permanente, con un impacto social, económico y energético.

Del mismo modo que las caderas de Shakira no mienten, tampoco mienten las acciones políticas del Presidente Balaguer en su paso por el Estado. Discurren en el tiempo con las contorsiones, con los encantos y los desencantos propios de cualquier obra humana, pero el enojo y la rabia son inútiles si no sirven para transformar nuestra realidad y, mucho menos, cuando llevamos la vacante creativa e imaginativa para hurgar en las profundidades productivas del Agujero Intelectual del Doctor Joaquín Balaguer.

La Presa de Jigüey, con dos turbinas de 49 megas (98), cuyas aguas turbinadas entran en el contra embalse de la Presa de  Aguacate y son turbinadas por dos de 26 megas (52) para un total de 150 megas, y cuyas aguas son descargadas en el contra embalse de Valdesia, desde donde se facilita la toma del Acueducto Valdesia – Santo Domingo, con una producción de 6m3/seg de agua, lo que equivale a 137 millones de galones de agua cada día. Asimismo, desde este Centauro se derivan las aguas del Canal Marcos A. Cabral y del Canal Nizao/Najayo, prenda hidráulica que ocupa el primer lugar del Caribe por su aprovechamiento y modelo de economía solidaria. Recuerden que el Hoyo de Chulín es la pesadilla hoy de Puerto Isabela.

Es una tristeza que todo el genio literario y el cayado axiológico del Señor Guido Riggio Pou, se hunda reverente en el agujero financiero que se erige hoy en la Máximo Gómez y que, sobrepasará los RD$40,000 millones de pesos, cubierto con el manto tejido por las grandes omisiones ante una emisión monetaria sin respaldo mayor a los RD$175 mil millones de pesos y que, para cubrirlos, las autoridades monetarias se aprestan a la vergonzosa emisión de RD$200 mil millones de pesos en bonos, por un período de 50 años.

Sentimos hondo pesar porque en este río de tinta estéril se pierde la oportunidad de producir un kilo eléctrico, la de sentar un dominicano en una butaca, la de salvar la vida de un paciente que yace en un hospital a la espera de una diálisis, que se pierda también la fe en la sustancia nacional, que los únicos que ganan fama, son los eternos subsidios, los enormes costos financieros de nuestra deuda interna y externa, y que la única austeridad conocida es la inopia general de la nación.

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