El placer de «vivir en vacaciones»

El placer de «vivir en vacaciones»

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
De la época en que en República Dominicana los turistas estaban «en la cabeza de Miolán» a la actualidad, ha llovido mucho. Hoy, los turistas no sólo están en la copiosa testa del promotor del turismo dominicano, sino que pueblan además las decenas de resorts de las costas del Norte, Noroeste y Este del país.

Pero los turistas, cada vez más exigentes e interesados en conocer algo más del país que sus lindas playas de arena blanca y sus palmeras cimbreantes, salen en tropel a buscar la realidad dominicana, a reconocerse con los dominicanos en el gusto por la bachata, el perico ripiao y las raspaduras o el «chicharrón de leche».

Aunque el «todo incluido» ha sido una práctica provechosa para la industria hotelera, cada vez más el sector turístico va encaminado a uno de mayor calidad, acorde con los altos estándares que exigen las actuales demandas de un turismo que, hasta ahora, estaba básicamente dirigido a empleados europeos de clase media, excluyendo así al exigente mercado norteamericano.

Éste es el actual reto de Ernesto Botello, atraer el nuevo turismo que se aboca a llegar a nuestras costas, en una especie de colonización a la inversa.

Iniciado en la industria turística casi desde sus orígenes nacionales, Botello conoce todos los intríngulis de este mercado: sabe cómo captar la atención del cliente y se mueve en la dirección que exigen los actuales mercados.

Aunque de bajo perfil, algunos de los principales hoteles dominicanos poseen su impronta en la que Botello ha sabido dejar el protagonismo al excelente servicio de sus hoteles y a los turistas.

Según datos consultados en la página del sector turístico dominicano del Banco Mundial, la industria turística emplea a más de 770.000 personas en República Dominicana, lo que le permite al país ocupar el primer lugar en ese renglón dentro de la región caribeña. Parte de esa responsabilidad ha descansado sobre los hombros de Ernesto Botello, quien ahora inaugura un nuevo estilo de «vivir en vacaciones» con el proyecto White Sands.

«Estamos en operación desde hace unos siete u ocho meses, con un campo de golf –construido bajo las prerrogativas del mundialmente famoso Pepe Gancedo-, con los primeros nueve hoyos. Para diciembre tendremos los restantes nueve hoyos listos, con lo que este campo competirá con los más importantes de todo el Caribe».

«El campo nace como una necesidad de la zona para poder comercializarse mejor en el mercado americano, y con una mejor tarifa, tanto en Estados Unidos como en Europa. En Estados Unidos los campos de golf son un requerimiento de los operadores turísticos y aquí, esa es nuestra faceta más fuerte de cara al turista».

Pero White Sands no es sólo campo de golf. Cuenta con una urbanización que incluye villas, «town houses», un hotel boutique de 125 habitaciones, una zona comercial de 50 mil metros cuadrados, todo con un diseño tipo «»village» italiano, de estilo medioevo, pero con todas las comodidades y el lujo necesarios para que el turista tenga una estadía no sólo placentera sino de altos «standings», todo esto con acceso a 150 metros de playa y seis hoteles de cuatro a cinco estrellas.

La idea, según el hotelero, es crear un proyecto privado con un concepto de urbanización, que permita a los propietarios tener acceso al campo de golf.

Las facilidades para los interesados en comprar son muchas. Aparte del acceso al campo de golf, del cual se le regala una membresía, tiene derecho a casa club, bares, carritos de golf, descuentos en los hoteles y muchas otras ventajas.

Boutiques, salones de belleza, supermercados, spas y hasta callejuelas empedradas y una iglesia medieval con plazas Mayor y Menor, son parte de los atractivos de White Sands. Todo esto en un área de un millón seiscientos mil metros cuadrados.

«Tenemos normativas bastante rígidas en lo relativo al seguimiento al proyecto, todo con la finalidad de mantener la línea de calidad que nos hemos trazado».

La visión de Botello sobre White Sands es totalmente diferente a sus experiencias anteriores. «Los anteriores proyectos eran simplemente hoteleros; esto es además una incursión en el área inmobiliaria. Estamos hablando de un proyecto muy ambicioso al que habrá que ir cuando se hable de Bávaro». White Sands es una especie de ciudadela, de época medieval italiana, pero con toda la gracia, el colorido y el calor del Caribe.

PERFIL

«Me inicié hace más de 20 años en el sector hotelero. Fui responsable de que la cadena Meliá viniera al país y con ella, hicimos el primer hotel Meliá de la República Dominicana. Desde esa fecha hemos estado envueltos en lo que es la actividad hotelera».

Botello reclama que pese al aporte al Estado de la industria hotelera, éste invierte muy poco en los servicios y vías de acceso a estos centros. «El diseño de la zona, la carretera y demás lo hicimos con fondos propios y apoyo privado; el gobierno no ha invertido nada nunca, y todos los servicios son privados».

Ernesto Botello, ingeniero de profesión, se inició en el área inmobiliaria, pero las potencialidades que descubrió en el sector turístico fueron el motor impulsor de su aporte al desarrollo hotelero.

«Desde temprana edad veía el potencial turístico de la zona. Cuando llegó el momento de desarrollar, fuimos el segundo hotel de Bávaro después del grupo Barceló.»

«El turismo está en un repunte. Ha cogido fuerza de nuevo después que estuvo unos años rezagado. En relación al tipo de economía, creo que no puede salirse del área de los servicios, es la forma más fácil que tenemos ahora mismo para emplear gente, crecer y continuar siendo una industria que redistribuye los ingresos, ya que tiene mucho de producto local para su desarrollo, tanto en la planta hotelera como en el funcionamiento.

A diferencia de otras áreas del servicio, somos más permanentes».

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