El PLD, 34 años en metamorfosis

El PLD, 34 años en metamorfosis

DELIO RINCÓN OZUNA
Una misión, la Liberación Nacional; una visión hecha lema, «Servir al Partido para servir al Pueblo», daban origen el 15 de diciembre del 1973 al Partido de la Liberación Dominicana. Hoy, 34 años después, el PLD ha evolucionado en sus principios, rol de su membresía, objeto y métodos  aunque no de manera declarativa, en algunos casos, pero sí de hecho.

El PLD fue el producto de un desgarramiento interno del PRD de entonces, fundado en 1939 por Juan Bosch y otros exiliados de la tiranía trujillista en Cuba. Argumentando Bosch, para su salida y ruptura con el PRD, de forma metafórica, que al buey blanco le había caído tanta garrapata que no valía la pena curarlo, sino cambiar de buey. Así es como surge el 18 de noviembre del 1973 la decisión de salir e irse a lomo del buey morado, que se formalizara el 15 de diciembre de ese año con un pequeño grupo de hombres que lo acompañó en lo que parecía una decisión quijotesca, la fundación del Partido de la Liberación Dominicana. Cierto, que después de 24 años de exilio y habiéndole dedicado 34 largos años a organizar al PRD, Bosch ya anciano con 64 años de edad, se embarcara en la fundación de un nuevo partido, con apenas alrededor de 18 hombres que le seguían y después de un golpe de Estado, constituía una aventura valiente y poco creíble.

El PLD en 1973, en el contexto de la Guerra Fría, tuvo como objeto y propósito la liberación nacional, la cual quedó excluida en los estatutos emanados del VII Congreso Doctor Rafael Kasse Acta en mayo del 2005. Incluso, uno de los folletos del programa básico de educación estaba dedicado a responder qué es un partido de Liberación Nacional. Vale decir, que aunque excluida la liberación nacional del artículo 1 de los estatutos nuevos, el nombre mismo del partido conserva el término Liberación, que lo acuñara su fundador y líder el profesor Juan Bosch, quien citaba los casos de los partidos de Vietnam del norte y de Etiopía, el primero fundado por Ho Chi Minh. La esencia de estos partidos era aglutinar un amplio frente de sectores para resistir el poder extranjero que amenazaba la soberanía, rol que los partidos comunistas no podían desempeñar por el estigma que habían logrado y el carácter excluyente de los mismos. Lo cierto es, que hoy en el contexto de la globalización y para el PLD, la liberación nacional carece de sentido.

Otro aspecto trascendente que hizo del PLD un partido diferente, y que hoy no forma parte de su agenda, fue su programa de estudios, obligatorio para alcanzar y mantener la membresía. Un programa de formación política tan riguroso y completo, que seguía los niveles y semestres de una academia universitaria. Por ejemplo, el programa contenía unos niveles medios, básicos y superiores organizados por semestre, donde el nivel básico contenía cuatro semestres e incluía temas como Organización y disciplina, Orden parlamentario, Centralismo democrático, Métodos de Trabajo, Composición Social Dominicana, entre otros. En cuyo seno se formó a una verdadera escuela de políticos preparados para dirigir y que hoy la mayoría ocupa posiciones al frente del gobierno.

Cabe destacar que el lema del partido constituye una verdadera visión organizacional que adquiere relevancia y actualidad. Los estudiosos modernos del liderazgo y el desarrollo organizacional, como Kent Blanchard y Steven Covey, sugieren como panacea la fórmula del liderazgo de servicio para desarrollar organizaciones y empresas; fórmula que ya Bosch en 1973 la encarnaba como norte del partido que recién fundaba adelantándose a los tiempos, como un verdadero visionario cuando estableció: Servir al Partido para Servir al Pueblo. El peledeísmo de hoy está obligado a ratificar y honrar esta vocación de servicio que le dio origen y autoridad en el seno del pueblo dominicano por más de veinte años.

El morado y la estrella amarilla, símbolo y emblema, aún persisten. Publicistas y científicos del mercadeo han coincidido en el acierto y contundencia mercadológica de la combinación perfecta del color morado y el amarillo. ¡Y es que Bosch era artista! La razón para la escogencia se fundamentó en que morado es el color del pañuelo de la virgen María cuando dio a Luz a Jesús en un pesebre y una estrella amarilla sobre este pesebre guió a los pastores en Belén. Estas motivaciones no guardan relación con la imagen ateísta de Bosch promovida por sus opositores.

El sexto Congreso Profesor Juan Bosch, después de la derrota electoral del año 2000, trajo la ola del «entren to» al PLD y se abrieron las puertas del partido al quitar como requisito para ser miembro la obligación de agotar la formación en círculos de estudios. Se ha convertido el PLD en un partido benigno, más complaciente con el sistema, en cuanto a sus métodos de trabajo, organización y disciplina. Se arguyó que para ganar las elecciones era preciso abrir el partido y acabar con el escollo que constituían la educación y los métodos de trabajo. Sin embargo, con esos métodos se había ganado el favor del electorado en el 1990 y en el 1996, por lo que cabe la pregunta de si era necesario desarticular del todo la estructura morada o simplemente ajustarla y conservar la esencia, sin pretender el partido del siglo pasado.

Hoy los miembros no militan y no tienen responsabilidad política, a menos que no sea un miembro militante como establece la nueva categoría, pero aún así las responsabilidades que le atañen son menores que a un miembro de entonces, a quien desde pegar afiches y hacer la campaña, vender el periódico, esfuerzos concentrados, hacer rifas y aportar dinero para la causa del partido y asistencia semanal a reuniones obligatorias, le eran exigidos. Como consecuencia, hoy el PLD se reduce casi a una maquinaria electoral.

El PLD contó con una verdadera maquinaria de comunicación que le hicieron grande, entre ellos el periódico Vanguardia del Pueblo, hoy natimuerto, y la difunta Revista Política, Teoría y Acción. Estos órganos de comunicación establecían canales de unificación de criterios sobre temas nacionales entre peledeístas y constituían más que medios de denuncia temas de formación política. Esta última revista durante muchos años la dirigió el actual Presidente de la República. Hoy no se cuenta en el partido con órganos de comunicación, cuando éstos adquieren mayor relevancia.

El siglo 21 encuentra al PLD como partido de gobierno y como el partido más fuerte del sistema dominicano, en términos electorales, de organización y disciplina y de formación política. No obstante no sobreponerse aún de un proceso convencional que le desgarró internamente, le ha afectado en su simpatía electoral y ha obligado al Presidente a buscar fuera del partido un brazo populista electoral que le garantice el poder.

En conclusión, vale decir, que el PLD aún juega el papel y se percibe como el partido más serio y organizado, pues le queda el peso y la formación de lo que fue. En términos mediáticos y con relación al pasado, se vive en el PLD un ambiente del todo se vale, producto de los cambios internos citados. Quedando el ambiente político dominicano sin un referente moral inmediato. ¡Y eso es peligroso!

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