El PLD afianzado

El PLD afianzado

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
Con casi dos tercios de las senadurías, la mitad de los diputados y la mayoría simple de los municipios ganados en las elecciones del pasado martes, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se afianza como primera fuerza política, mientras siguió el declive del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), relegado al segundo lugar.

Los comicios pasaron otra vez la prueba de la transparencia organizativa y la libertad de los electores, pero  quedaron manchados por la violencia que cobró 8 vidas durante un lento y obsoleto proceso de cómputos que comenzó con  la incapacidad del personal de los colegios electorales para elaborar las actas.

Contrariando todos los vaticinios la participación del electorado alcanzó cerca del 60 por ciento, superando los dos anteriores comicios legislativos y municipales  separados de los presidenciales, y fue evidente que aún pervive en los agentes políticos una cultura de la trampería que asoma de diversas maneras.

La barrida del PLD

Computado hasta ayer tarde el 71 por ciento de los votos depositados el martes, el boletín 9 de la Junta Central Electoral (JCE) otorgaba al PLD 20 de los 32 senadores y 64 de los 151 síndicos, estimándose que podría llegar a la mitad de los diputados, lo que depende de una fórmula más difícil de calcular hasta que no se complete el conteo.

Por su parte el PRD acumulaba 7 senadores y 56 sindicaturas, y el Partido Reformista Social Cristiano 5 y 27 respectivamente. En 4 municipios todavía no había datos para establecer quien llevaba la delantera.

Todavía se pueden producir cambios: de las 20 senadurías que se atribuían al PLD, en 4 había concluido el cómputo y en 5 encabezaba con ventajas tan cortas como 21 votos en Pedernales, donde faltaban 6 colegios por computar. En Bahoruco ganaba por 143 votos faltando 30 colegios, y en Independencia por 308 votos cuando quedaban 7 colegios por computar.

De las 7 con que contaba el PRD, cuatro habían concluido. Ganaba precariamente en Peravia por 0.42 por ciento, superando al PLD por apenas 183 sufragios cuando faltaban 80 meses por contar, y su ventaja era también corta en María Trinidad Sánchez, del 0.89 por ciento, 471 votos por encima del PLD, pendientes de contar 19 colegios.

El PRSC estaba más cómodo, pues en 4 de las 5 provincias que se le atribuían, ya había concluido el cómputo, y en San Pedro de Macorís iba por la mitad, superando al oficialismo en 2.65 por ciento.

Las encuestas y los análisis preveían que el PLD sería el triunfador de estos comicios, pero no en términos tan marcados, acercándose a las barridas perredeístas de las dos elecciones legislativas y municipales precedentes, que otorgó a estos 24 y 29 provincias. La mayor acumulación peledeista fue en los comicios de 1990 con 12 senadurías.

Buena participación

Contra todos los pronósticos y las primeras apreciaciones, el cómputo ha demostrado que la abstención se redujo y a diferencia de los dos comicios similares precedentes mucho más de la mitad de los electores hábiles habrán determinado los resultados. Este incremento estaría relacionado con la eliminación del colegio electoral cerrado que dificultaba el voto, requiriendo hasta tres y cuatro horas.

En el boletín 9 emitido a media mañana de ayer viernes, la votación alcanzaba al 64 por ciento, pero se estima que quedaría en un 58 por ciento cuando concluya, ya que la mayor proporción de votos por computar queda en el Distrito Nacional, Santo Domingo y Santiago, donde la tasa de abstención ronda el 50 por ciento. La proyección nacional indica que habrían votado 3 millones 128 mil de los 5 millones 369 mil 64 electores hábiles.

La Romana y Santiago son las dos provincias donde la abstención pasó del 50 por ciento. Se proyecta en 50.4 y 50.3 por ciento respectivamente. En el DN habría votado el 50.8 y en la provincia Santo Domingo el 52.2 por ciento. En las provincias de menor población, como Pedernales, Bahoruco, Elías Piña e Independencia, hacia donde fluyeron miles de electores trasladados, la votación alcanzó tasas entre 68 y 77 por ciento. En medianas como Hato Mayor y Azua más del 65 por ciento. Duarte y Espaillat sobre el 60 por ciento. El promedio de votos nulos- dentro de los cuales también hay abstención, está cercano al 4 por ciento.

Los informes de observación de la Organización de Estados Americanos y de Participación Ciudadana coinciden en ponderar el civismo de la población, la buena organización del proceso de votación, el orden y la libertad que imperaron, así como la efectividad del padrón de electores, pero deploran la lentitud del cómputo y la violencia que siguió al cierre de las urnas.

La violencia que no se registró en la campaña electoral, donde se contó sólo un muerto y varios heridos, se desató desde la misma noche del cómputo, cuando dos personas fueron muertas en Pedro Brand, provincia Santo Domingo. En los días sucesivos fueron abatidos a tiros 4 ciudadanos en Santiago Rodríguez, Villa Duarte, Villa Mella y Elías Piña, y todavía la noche del jueves 2 en Castillo, provincia Duarte.

Algunos eran miembros del PLD y del PRD, otros sin partido como la jovencita Carolina Nin Rivas, asesinada en Villa Duarte cuando militantes de esos dos partidos se enfrentaron. En Moca fue baleado el chofer del Presidente del Senado  y candidato perredeista Andrés Bautista. Otra docena de personas fueron heridas de perdigones y balazos en diversos lugares.

La precaria educación   

Tal como se había previsto, el cómputo volvió a ser extremadamente lento, pero no solo a causa de que los partidos se empeñaron en mantener el obsoleto sistema de la revalidación de las actas en las juntas municipales, sino también porque una considerable proporción de las actas llegaron con errores de sumatoria, descuadradas, y eran rechazadas por el sistema de escáner.  

De nuevo el retraso en la emisión de los cómputos no se debió a maniobras fraudulentas ni intentos de vulnerar la voluntad popular, como se adujo hace dos años, sino a factores humanos, como las limitaciones en el manejo de la más simple matemática y a la desconfianza entre los actores políticos.

En las dos elecciones congresionales y municipales anteriores, el sistema de «colegio electoral cerrado», permitía iniciar el cómputo tan pronto votaba el último «presente» lo que en la mayoría de los casos ocurría entre  4 y 5 de la tarde. Pero ahora todos los colegios tenían que permanecer abiertos hasta las 6, lo que implicaba no sólo horas de atraso, sino posterior acumulación y congestionamientos en las juntas electorales.

A diferencia de las presidenciales, en estas elecciones eran tres cómputos: uno municipal y dos congresuales. En vez de una conllevaba dos actas. El cómputo de los votos preferenciales para diputados obligaba a otro cuadre. Muchos colegios concluyeron tras la medianoche. En un centro de votación de Herrera donde había 24 colegios, el primero que terminó su cómputo lo logró a las 9.30 de la noche.

Posteriormente los presidentes de las juntas del DN y Santiago dijeron que más de la tercera parte de las actas llegaron descuadradas, lo que implicaba complicaciones y pérdida de tiempo. Hubo quienes entregaron las urnas con los votos pero sin acta. Lo mismo ocurrió en la provincia Santo Domingo. En esas las tres mayores concentraciones de electores del país estaba la mayor parte del 29 por ciento del cómputo que quedaba pendiente todavía en la tarde de ayer.

El director general de Elecciones, Gilberto Cruz Herasme, al descargar a la JCE de responsabilidad en ese problema, explicó que se estableció una puntuación mínima del 70 por ciento para aprobar el examen para el personal del colegio electoral, pero una alta proporción no llegaba ni cerca, por lo que varias juntas electorales municipales, que son quienes reclutan,  pidieron reducirla. La falta de voluntarios y el temor de tener que apelar a miembros de los partidos  hacía que aceptaran personas de poco nivel.     

Cultura de trampería

Estas elecciones han vuelto a ratificar los avances en la transparencia de sistema electoral, la confiabilidad en el padrón de electores y la vocación democrática de la población, pero también muestran la supervivencia de una cultura de la trampería y la maña en los actores políticos.

Dos semanas antes de los comicios el propio presidente de la República confesó que ha tenido que apelar a las mañanas para gobernar. Se usó y abusó del poder y sus recursos a lo largo de la campaña electoral. El día de la votación la televisión pasó la jornada difundiendo propaganda gubernamental que era indirectamente electoral. En San Pedro de Macorís presiones gubernamentales obstruyeron un canal de telecable que transmitía los actos de la alianza opositora en los dos días finales de campaña.

Delegados de diversos partidos se presentaron con tarjetas de identificación en la que llevaban fotografías de candidatos, generando discusiones y problemas. Alrededor de los colegios de votación se instalaron centros de distribución de propaganda.

La práctica más perversa, que aún pervive en el país, es la compra o alquiler de cédulas para restar votos a contrarios. Esta vez hubo profusión de centros donde se daba dinero para estimular el voto. Corrió tanto dinero que se tienen testimonios de personas humildes que recibieron de dos y tres candidatos y partidos. Ni siquiera les exigían constancia del voto.

De este proceso quedará la mancha del masivo traslado de miles de electores a las provincias menos pobladas. En Pedernales y Oviedo quedaron a la vista de todos más de un centenar de autobuses, en su mayoría grandes, llegados cono votantes de otras comunidades. Ayer todavía no se había podido concluir el cómputo en esa provincia, donde la diferencia era de 21 votos, faltando 6 mesas por computar. Las otras provincias hacia donde partidos y candidatos trasladaron votantes también se están decidiendo por dos o trescientos votos, dejando dudas y conflictos.-

La precaria educación

Tal como se había previsto, el cómputo volvió a ser extremadamente lento, pero no solo a causa de que los partidos se empeñaron en mantener el obsoleto sistema de la revalidación de las actas en las juntas municipales, sino también porque una considerable proporción de las actas llegaron con errores de sumatoria, descuadradas, y eran rechazadas por el sistema de escáner.  

De nuevo el retraso en la emisión de los cómputos no se debió a maniobras fraudulentas ni intentos de vulnerar la voluntad popular, como se adujo hace dos años, sino a factores humanos, como las limitaciones en el manejo de la más simple matemática y a la desconfianza entre los actores políticos.

En las dos elecciones congresionales y municipales anteriores, el sistema de «colegio electoral cerrado», permitía iniciar el cómputo tan pronto votaba el último «presente» lo que en la mayoría de los casos ocurría entre  4 y 5 de la tarde. Pero ahora todos los colegios tenían que permanecer abiertos hasta las 6, lo que implicaba no sólo horas de atraso, sino posterior acumulación y congestionamientos en las juntas electorales.

A diferencia de las presidenciales, en estas elecciones eran tres cómputos: uno municipal y dos congresuales. En vez de una conllevaba dos actas. El cómputo de los votos preferenciales para diputados obligaba a otro cuadre. Muchos colegios concluyeron tras la medianoche. En un centro de votación de Herrera donde había 24 colegios, el primero que terminó su cómputo lo logró a las 9.30 de la noche.

Posteriormente los presidentes de las juntas del DN y Santiago dijeron que más de la tercera parte de las actas llegaron descuadradas, lo que implicaba complicaciones y pérdida de tiempo. Hubo quienes entregaron las urnas con los votos pero sin acta. Lo mismo ocurrió en la provincia Santo Domingo. En esas las tres mayores concentraciones de electores del país estaba la mayor parte del 29 por ciento del cómputo que quedaba pendiente todavía en la tarde de ayer.

El director general de Elecciones, Gilberto Cruz Herasme, al descargar a la JCE de responsabilidad en ese problema, explicó que se estableció una puntuación mínima del 70 por ciento para aprobar el examen para el personal del colegio electoral, pero una alta proporción no llegaba ni cerca, por lo que varias juntas electorales municipales, que son quienes reclutan,  pidieron reducirla. La falta de voluntarios y el temor de tener que apelar a miembros de los partidos  hacía que aceptaran personas de poco nivel.     

Cultura de trampería

Estas elecciones han vuelto a ratificar los avances en la transparencia de sistema electoral, la confiabilidad en el padrón de electores y la vocación democrática de la población, pero también muestran la supervivencia de una cultura de la trampería y la maña en los actores políticos.

Dos semanas antes de los comicios el propio presidente de la República confesó que ha tenido que apelar a las mañanas para gobernar. Se usó y abusó del poder y sus recursos a lo largo de la campaña electoral. El día de la votación la televisión pasó la jornada difundiendo propaganda gubernamental que era indirectamente electoral. En San Pedro de Macorís presiones gubernamentales obstruyeron un canal de telecable que transmitía los actos de la alianza opositora en los dos días finales de campaña.

Delegados de diversos partidos se presentaron con tarjetas de identificación en la que llevaban fotografías de candidatos, generando discusiones y problemas. Alrededor de los colegios de votación se instalaron centros de distribución de propaganda.

La práctica más perversa, que aún pervive en el país, es la compra o alquiler de cédulas para restar votos a contrarios. Esta vez hubo profusión de centros donde se daba dinero para estimular el voto. Corrió tanto dinero que se tienen testimonios de personas humildes que recibieron de dos y tres candidatos y partidos. Ni siquiera les exigían constancia del voto.

De este proceso quedará la mancha del masivo traslado de miles de electores a las provincias menos pobladas. En Pedernales y Oviedo quedaron a la vista de todos más de un centenar de autobuses, en su mayoría grandes, llegados cono votantes de otras comunidades. Ayer todavía no se había podido concluir el cómputo en esa provincia, donde la diferencia era de 21 votos, faltando 6 mesas por computar. Las otras provincias hacia donde partidos y candidatos trasladaron votantes también se están decidiendo por dos o trescientos votos, dejando dudas y conflictos.

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