El PLD angustia a Sarita Valdez

El PLD angustia a Sarita Valdez

Francesc Torralba afirma que “vivimos en un desierto espiritual”. El hombre de la agonía mediática vive desprovisto hasta la médula de la falta del sentido y de una verdadera conquista existencial que le proporcione la felicidad y el bienestar.

Sarita Valdez es un médico patólogo, político y humanista que bebió de la fuente de Juan Bosch. Vivía cómodo en el desarrollo de EEUU, ejercía su carrera con dignidad, con calidad y calidez, pero sobre todo, con una vejez asegurada; pero lo conquistó Bosch, el proyecto de nación, la justicia social y la democracia con libertad y oportunidad para todos.

Sarita vivió la experiencia de mojar y secar una camisa en pleno esfuerzo concentrado. Defendía las ideas de Bosch en las aulas de la UASD, en las calles, en el hospital; había que verle hablar de lo particular a lo general, de la actitud altruista de servir al pueblo y gobernar para el pueblo.

Ahora leo sus artículos, escucho sus palabras y parece que escribe para sí mismo; para calmar su propia angustia. Antes, Sarita hablaba con los cadáveres, sentía la agonía visceral cada vez que un pobre, por ser desigual, caía en un intercambio de disparos. La pobreza, la inequidad social, la falta de derecho, la corrupción, la despersonalización han puesto de rodillas al intachable profesor Sarita Valdez.

Sé que se encuentra entre las patas de los caballos, más se mueve, más lo patean, pero no calla, no se amilana ni relativiza sus ideas, ni sus valores, ni sus hábitos.

Sarita Valdez es terco como su profesor Juan Bosch. Sabe para qué existe, su utilidad social y su compromiso va más allá de un salario. Seguirá escribiendo y hablando; defendiendo a Bosch y planteando aquella gritada consigna de la década de los 90: “ganaremos las elecciones, tomaremos el gobierno, y gobernaremos para los pobres de éste país”. Parece que Valdez ha decidido no morir en la mentira como su sabio profesor.

Cada martes se convierte en una terapia existencial, en un ansiolítico para Sarita, debido a que expresa su angustia, evacúa la agonía, y deja salir toda la inconformidad de un proyecto de nación pendiente, que se ha vuelto mediático, grupal, propio de la agonía por el estatus de la pequeña burguesía.

Sarita es un Boschista de los pies a la cabeza que se niega a abortar a Juan Bosch; aunque el PLD lo angustie.

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