El PLD en su laberinto

El PLD en su laberinto

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Cualquier objetivo, por difícil y complicado que sea, consta en realidad de un momento estelar: el que define para siempre lo que uno es. De ahí que el descenso de las facultades mentales de Juan Bosch creó las condiciones para una redefinición de su partido. Por eso, el año 1994 estableció las bases del relevo del caudillo que, en el marco de la crisis política, estaba como segundo al bate porque ya su organización contaba con un nuevo candidato en 1996 y arquitectos como Danilo Medina, Miguel Cocco y Temo Montás para orquestar la organización partidaria pragmática y sedienta de conseguir el poder.
El PLD victorioso representó la excusa vital que impidió la llegada al palacio nacional de José Francisco Peña Gómez. Eso sí, la habilidad de los peledeístas consistió en heredar las fuerzas sociales y caudal electoral de raíz conservadora que por largos años acompañó a Joaquín Balaguer. Aunque ese legado terminaría transformando la naturaleza del partido, haciéndolo triunfal, pero incorporando los vicios que por años combatieron.
Cuando el frente patriótico hizo del binomio Fernández-Fernández la combinación ganadora, en el comité central del PLD existían dos dirigentes de un caudal financiero incuestionable: Miguel Feris y Eduardo Selman. Por eso, la campaña de 1996 necesitó de un Diandino Peña, como aportador económico de un candidato de origen barrial similar que, junto al lustre social de Luis Manuel Bonetti, llenaban los huecos de impugnación de clase levantadas ante un aspirante nacido en un sector popular y hasta el momento desconocido en los círculos del poder.
Desde su fundación hasta hoy, existen dos PLD. El creado como una escuela de educación para transformar la sociedad, inspirado en un pensamiento ético estructurado por Juan Bosch. Y el que desde 1996 llegó al poder, y en el marco del deterioro de los liderazgos históricos definió el éxito político como regla esencial a conseguir por todas las vías, y caracterizando su estadía en el gobierno de fuente de acumulación económica. Contrario a 1996, donde dos exponentes de su dirigencia poseían capitales significativos, hoy en el 2017, una altísima proporción del comité político posee y exhibe patrimonios sin precedentes.
Cuando se adicionan a las impugnaciones conocidas en el aspecto de las políticas públicas de las gestiones del PLD, el componente de la imposibilidad de remover los mandos partidarios establece las bases de un conflicto que no encuentra punto de escapatoria. Una larga estadía en el gobierno y los rostros de siempre bajo el control de la organización, de inmediato entran en confrontación con los anhelos de relevo experimentados en diversos segmentos de la sociedad. En los últimos 20 años, tenemos rostros diferentes en el ámbito empresarial, social, de las comunicaciones , deportivo y la sociedad civil, pero en los partidos, y el morado no es la excepción, se repiten las mismas figuras sin la habilidad de renovarse en el discurso y las propuestas. Tremenda tragedia!
Danilo Medina representaba hacia lo interno de su organización un “cambio” en el marco de la continuidad. Inclusive, sus ejercicios de aproximación con las visitas sorpresas, el estilo llano y directo y su distancia ante las comportamientos opulentos de sus compañeros generó respeto en franjas no peledeístas. Ahora bien, la construcción de una mayoría para gobernar lo colocó como articulador de sumas con gente que, hacia lo interno del sistema de partidos y en la sociedad, se asocian a lo peor debido a su manifiesto afán por hacer de la política un espacio de repartos y negocios con el Estado que, en lo presente y hacia el futuro, serán piezas de escándalos y material de procesos penales.

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