El proceso de “RENOVACIÓN” del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sembrado en el ideario de las personas, inmediatamente se perdieran las elecciones, a mi entender fue parte de la euforia y la frustración producto del pasado proceso electoral.
En la competencia electoral, el camino hacia el día “D” se va estrechando, y ya, una vez conformada la boleta, se sigue hacia delante, bajo el entendido que quien preside la boleta electoral es la figura principal y sus aciertos o errores, determinan muchas cosas; al mismo tiempo, la posibilidad del fraccionamiento de la boleta, permite a la ciudadanía y a las demás candidaturas, ciertas alternativas de preferencias para las diferentes plazas. Esta singularidad convierte el interés por el voto individual en una vorágine complicada ante un escenario de diferencias ideológicas perceptibles.
¿Qué nos sucede a algunos/as? Bueno, que hacernos de la vista gorda e ignorar diferencias fundamentales, basadas en pensamiento político partidario, no en asuntos personales, tienen un límite. Esto se debe -esencialmente- a nuestra formación política, junto con las pocas ganas de pasarnos el resto de la vida en “aceptar todo lo que venga” aunque no le encontremos sentido y tengamos la convicción de que no es lo mejor que se puede hacer. Más bien, volvemos a caer en el juego de darle largas a los problemas para que alternativas de mejora se estrechen en función de cada ciclo electoral.
El PLD desde la separación con Leonel Fernández, en el 2019, pasó por una renovación reciente, obviamente, porque se abrieron plazas que ocuparon otras personas, desde los miembros del Comité Político, las Secretarías, entre otros, siguiendo por un IX Congreso en el 2020 que duró más de un año, ratificando y renovando a los y las Presidentes de Comité de Bases e Intermedios, a miembros del Comité Central y del Comité Político, Titulares de Secretarías y Subsecretariado, Comisiones y representantes de las Secretarías a nivel municipal y por circunscripciones, etc. Por igual, llevamos un nuevo candidato presidencial con un nuevo equipo de campaña; en fin, presentamos caras nuevas.
A mi entender el PLD necesita REGENERARSE; reconstruyendo así sus partes perdidas o dañadas. Una labor que sólo se consigue sembrando un ideario de lucha y causa ciudadana, como se manifiesta en los documentos de “Declaración de Principios” y “Línea Política Partidaria, Nacional e Internacional”.
El PLD hoy y al igual que gran parte de la ciudadanía, es una esponja que absorbe las falencias del mundo actual: las tendencias en las redes, las noticias falsas, el individualismo, la necesidad del “like”, el contenido de gozo, la música decadente, el interés a corto plazo de los problemas, la falta de atención a las cosas que realmente importan, etc.
Lo mismo pasa en los demás partidos. La ventaja, en el caso del PRM, es que el poder gubernamental cohesiona a sus acólitos, mientras que el PLD se aleja de adaptar las ideas de Bosch a estos tiempos en su rol opositor, lo que motiva mi preocupación y profunda reflexión. Militar en un partido de manera seria y objetiva, te llama a crear una disciplina que funciona por encima de la presión mediática, porque, como dijo Descarte en su Discurso del Método: “Pienso, luego existo”.
Juan Bosch se dedicó a estudiar e investigar para hacernos entender el origen y el motivo de nuestros problemas como sociedad, sobre todo las raíces de la inequidad. Se enfocaba en lo que entendía que debería de ser el camino a seguir para liberarnos de esos problemas y se preocupaba porque sus cuadros políticos entendieran, discutieran y razonaran al respecto, para unificar criterios en función a una causa común, lo que se manifestaba en una razón de ser, existir y actuar.
Las preguntas que nos hacemos: ¿Quiénes se benefician de este bochinche interno recurrente? ¿De qué vive quien se la pasa todo el día publicando incoherencias y agresiones en las redes, hablando en múltiples grupos de WhatsApp y distrayendo a las bases? No sería sorprendente, que les paguen para eso.
Todo tiene un por qué, hasta si el motivo es la falta de educación y las debilidades intelectuales. Mientras tanto, sin REGENERACIÓN, seguirán las ideas de desesperadas renovaciones; pero el nivel de intelección en torno al pensamiento político, más allá de la inteligencia técnica, será cada vez más escaso.