¿El PLD tras los caminos del PRD?

¿El PLD tras los caminos del PRD?

El PRD puso punto final a los peligros de una potencial división con la aceptación por parte del Ing. Miguel Vargas Maldonado, no sin antes reiterar la denuncia de la participación de votos morados en los resultados, dejando así el camino expedito a la unidad, mientras el PLD inició el pasado domingo el proceso que deberá concluir en las elecciones primarias el próximo 26 de junio.

Hipólito Mejía, quien hizo galas de prudencia y astringencia verbal en el proceso,  representa un candidato formidable, propietario de un discurso populista y franco que agrada a los sectores populares, simultáneamente goza del apoyo de importantes grupos económicos conocedores de que no emprenderá reformas que puedan alterar el status quo y además cuenta con el apoyo de una parte de la sociedad civil de genética perredeísta, mínima, pero con gran incidencia mediática.

Ese candidato, a pesar de la pésima gestión que provocó tantos costos sociales, enfrenta a un partido oficial con indudable erosión  tras ocho años de gobierno y a pesar de que exhibió un extraordinario desempeño frente al choque mundial de los precios en el 2008 y la recesión global del 2009, lo cierto es que enfrenta en el año previo a las elecciones un panorama internacional adverso.

La definición de una candidatura unitaria en el PLD es vital y el pasado viernes 8 de abril el Presidente Fernández anunció que no optaría por una nueva repostulación, que sería un árbitro imparcial, reiterando así sus condiciones de estadista visionario, su prudencia para evitar confrontaciones externas e internas que pongan en peligro sus esfuerzos para el desarrollo de una revolución democrática plasmada en la nueva Constitución.

Esa condición de árbitro del proceso interno ha sido puesto en duda por multitud de articulistas y representantes de la sociedad civil con la presentación como pre-candidata de la Primera Dama, llegándose a pronosticar “un choque de trenes” entre esa candidatura y la del Lic. Danilo Medina, mientras algunos apuestan a que los resultados llevarían a esa organización a los viejos caminos del PRD, es decir a la división y su posterior derrota el próximo año.

La Primera Dama reúne todas las condiciones para terciar en un proceso interno y para ocupar la primera magistratura del Estado, pero su candidatura, aparte de provocar serias tensiones internas, brinda combustible a los críticos del continuismo y a los que han acusado reiterativamente a esta administración de utilizar los recursos públicos en los procesos electorales.

Un triunfo carente de legitimidad, un triunfo de cualquiera de los precandidatos que no garantice la unidad o un triunfo que no cuente posteriormente con el apoyo del Presidente y líder del partido representan el camino más seguro para el retorno del perredé al poder.

Confiamos en que el político más acabado de esta generación, el estadista con mayores posibilidades de seguir incidiendo sobre los destinos del país sabrá asumir las decisiones históricas para que este proceso interno culmine con una candidatura unitaria capaz de enfrentar con éxito al principal partido de oposición y evitar el retroceso y la pérdida de la estabilidad macroeconómica y social.

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