El PLD: Viejo abanderado de la privatización

El PLD: Viejo abanderado de la privatización

JOSE LOIS MALKUN
Si hay algo que siempre defendí de la gestión del Partido de la Liberación Dominicana en el período 1996-2000, fue su decisión de privatizar muchas empresas estatales. Y lo hice aun siendo miembro del gabinete del Presidente Hipólito Mejía, donde esa privatización se utilizó para satanizar al primer Gobierno del Presidente Fernández.

Es justo reconocer que esas privatizaciones no estuvieron exentas de muchas incompetencias jurídicas, de  corrupción a granel y de tráficos de influencia, lo que permitió cuestionar con base ese traspaso masivo de los bienes públicos. Sin embargo, todos los países que emprendieron ese proceso en América Latina, cometieron las mismas irregularidades y en muchos casos fue peor que aquí. Pero el hecho de desprenderse de esas onerosas empresas le ahorró mucho dinero al contribuyente y eso nadie lo ha calculado.

Para solo  mencionar un caso, si hoy los ingenios azucareros hubieran estado en operación bajo la tutela del Estado, el costo de mantenerlo superaría los 10 mil millones al año. Y de CORDE, mejor  ni hablar. Donde mayores dudas existieron fue en la privatización del sector eléctrico. Su fracaso no estuvo solo en el incumplimiento contractual de las distribuidoras, que definitivamente engañaron al Estado. El problema fue que esa privatización se hizo a medias y fue contaminada por un sin número de irregularidades administrativas y de supervisión, entre ellas el manejo de los subsidios, como sigue sucediendo hoy. Pero la solución no era estatizar de nuevo la distribución, porque eso siempre empeora las cosas.

Lo que sí es un hecho incuestionable y fácilmente demostrable es que las empresas públicas, sin importar su naturaleza, son de por si deficitarias, ineficientes y fácilmente corrompibles, donde siempre los costos se disparan mientras la calidad se deteriora. Pero por lo regular, ese incremento en los costos nadie lo percibe, porque al final de cuentas, el Estado asume las pérdidas a través de indiscriminados subsidios que desestabilizan a toda la economía. 40 mil millones de pesos anuales en subsidios eléctricos no es paja de coco y aun así persisten los largos apagones.

Ahora resulta que inexplicablemente el Gobierno del PLD frena la venta de las acciones de la Shell en la Refinería a otra empresa privada y decide comprarla, cuando lo correcto era poner también en venta sus acciones en esa empresa para que pasara totalmente a manos privadas. Así nos hubiéramos evitamos otro elefante blanco y el Estado obtendría ingresos extraordinarios que mucho se necesitan.

No entiendo ese cambio de estrategia y menos en un momento donde la economía dominicana está sometida a fuertes presiones internas y externas. La gente aún no se dado cuenta lo que significa un déficit fiscal del 1% del PIB proyectado para el 2008 o un déficit en cuenta corriente cercano a cuatro mil millones de dólares, donde no hay formas de cerrar esas brechas sin causar estragos en el  bienestar público.

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