Es increíble como este gobierno se ha dedicado a crear crisis mediáticas, para luego dársela de héroe con soluciones populistas.
Desde usar dinero del narcotráfico para su campaña y poner a personas vinculadas a este oficio ilícito como candidatos al Congreso a comprar plazas electivas, para que, una vez son extraditados, desentenderse, pero, cogieron el dinero previamente ¿o no?
Hasta prestarse a repartir la mayor cantidad de visas a inmigrantes haitianos registrada en los últimos años, para entonces, hacer un bulto con una verja y unos buses de deportados, que al final se vuelven un negocio para quienes, por unos pesos, se hacen de la vista gorda con las personas indocumentadas.
Ahora, presentan una ley de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes, que son dos situaciones diferentes, separadas por una línea muy frágil y peligrosa, sobre todo, en esta pobre cultura democrática que tenemos, logrando así, un revuelo en la opinión pública, para luego, anunciar su retiro. Vamos a ver si será también otro escenario para que el Presidente, quien gobierna según el Twitter, venga a estar de héroe nacional el próximo 27 de febrero en su discurso, posiblemente refiriéndose en contra de un proyecto de ley que él mismo presentó.
Puede leer: Juventud: generaciones que buscan sobrevivir
Han querido sembrar la idea a una parte importante de la población, que quienes conforman el Gabinete de Gobierno son malos, menos el Presidente, que no tiene la culpa de nada, así de simple.
¿Quién se atreve a aumentar nómina pública a la medida que se ha hecho sin la anuencia del jefe del Estado? ¡Por favor! Y además, sacrificando hasta personal técnico formado con la inversión del propio Estado, para cambiarlo por compromisos clientelares excesivos, teniendo como consecuencia, casos como el del niño ahogado en un CAIPI por negligencia de gente sin experiencia ni conocimiento del protocolo para el cuidado infantil.
¿El Presidente deja inaugurada una obra, y los demás no hacen nada? ¡Qué conveniente!
Será que, de buenas a primeras, la posición de ser Presidente Constitucional de este país, ha pasado, según nos quieren hacer creer, a ser una figura meramente representativa, que no influencia en nada sobre el funcionamiento del Estado.
Ya está bueno de tanta benevolencia, y de “buenas intenciones”, con eso no se resuelve la falta de medicamentos de alto costos, el precio de los alimentos, el abandono al sector agropecuario, educativo y de salud, como tampoco, el aumento de la criminalidad, el alto costo de la factura eléctrica y la mentira que dijo sobre las tres cáusales, entre otros males que nos arropan.