El poder blando norteamericano

El poder blando norteamericano

FLAVIO MEDINA
Luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando los países de Europa quedaron devastados por los estragos de la guerra, Estados Unidos surgió como una potencia mundial. Pasó a encabezar entonces un polo hegemónico al cual, en poco tiempo, se iban a unir otros países para formar lo que se conoció como bloque capitalista. A pesar de que en el contexto de la geopolítica el mundo se dividió en dos bloques durante la post guerra, Estados Unidos supo cómo capitalizar su estatus de superpotencia a través de la influencia que ejercía a nivel mundial para proteger o aumentar sus intereses. Su única amenaza sería la Unión Soviética durante el período que se conoció como la Guerra Fría.

Para lograr objetivos Estados Unidos se basó primero en los poderes militares, político y económico, y, segundo, en el poder blando o “soft power”.

¿Qué es el poder blando o “soft power”? Según Joseph S. Nye, decano de la Escuela Kennedy de Estudios Gubernamentales de la Universidad de Harvard y ex asistente del secretario de Defensa durante la administración Clinton, en su libro “la Paradoja del Poder Americano” definió el poder blando como “la influencia que ejerce sobre los pueblos la promoción del modo de vida al estilo americano y sus costumbres, ya sean estas buenas o malas. Utilizando como medios, la televisión, la Internet y teniendo como máximo exponente a Hollywood y su industria cinematográfica”. Podríamos también decir de manera más simple que es la promoción de la cultura norteamericana a través de los medios masivos de comunicación que influyen en las sociedades de los demás países y se refleja de manera positiva o negativa.

Los norteamericanos en ocasiones se aprovecharon de la influencia que representaba el poder blando y del aparato propagandístico del que disponían para penetrar los mercados y establecer sus corporaciones en otros países. Por otro lado, el poder blando creaba una percepción de modelo social que se traducía en un aumento de la inmigración hacia Estados Unidos, convirtiéndose en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades norteamericanas.

Recientemente la revista Foreign Policy publicó un artículo en el que catalogaba a República Dominicana como un “Estado Fallido”, calificación que no compartimos, el cual provocó una reacción del presidente Leonel Fernández y de amplios sectores de la sociedad dominicana. Sería un buen ejemplo de cómo incluye esa opinión, y que viniendo esta información de un país que cuenta con un poder blando tan influyente como lo es Estados Unidos, puede esto originar una percepción negativa del país a nivel internacional, la cual indudablemente afectaría la industria turística, principal renglón generador de divisas de nuestra economía.

De esta manera vemos como el poder blando sigue siendo un factor determinante en la política exterior norteamericana. Especialmente de cara a la nueva era de la información y la globalización, en donde este fenómeno sigue jugando un papel importante para Estados Unidos, ya que se vislumbra que, en algunos años, habrá un reordenamiento geopolítico con el rápido crecimiento de la economía de China, la cual se proyecta como una superpotencia mundial.

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