Aunque los avances más contundentes en el uso de la Ivermectina contra el Covid-19 se han alcanzado en la República Dominicana, ya en una buena parte del mundo, incluyendo la Unión Europea y países latinoamericanos como Bolivia, Perú y El Salvador, han autorizado su uso primero que nosotros.
En el país hemos perdimos un tiempo precioso para validar oficialmente su uso en pacientes afectados en la fase temprana del virus, aunque el equipo médico del Grupo Rescue, encabezado por el doctores José Natalio Redondo, Johnny Tavares Capellán y Yudelka Merette, ofrecieron razones más que suficientes para por lo menos concedernos el beneficio de la duda.
Nuestras autoridades sanitarias han sido incompresiblemente timoratas para reconocer el poder de la Ivermectina, un producto que además de ser ridículamente barato, ha demostrado ser muy efectivo para lograr la rápida recuperación de los pacientes y reducir la tasa de letalidad a índices muy parecidos a los de una gripe cualquiera.
Se trata de un medicamento de uso común en el mundo, que no representa ningún riesgo para la salud humana, que cuesta aproximadamente 250 pesos y que en el país ha sido utilizado con sorprendentes resultados, específicamente en los centros médicos Doctor Bournigal, de Puerto Plata; Doctor Canela en La Romana; y Centro Médico Punta Cana, todos del Grupo Rescue, que dirige el doctor José Natalio Redondo.
El médico y dirigente turístico de Puerto Plata ha explicado que todos los pacientes diagnosticados con el Covid-19 y tratados con Ivermectina antes de entrar en la fase severa de la enfermedad, han logrado su total recuperación clínica en un plazo promedio de 48 horas. Y solo el 0.5 por ciento de los más mil 800 pacientes tratados con el medicamento han retornado a los establecimientos por algún evento asociado al virus.
Y lo más importante: mientras el costo de tratamiento de un paciente atendido con Ivermectina podría no pasar de mil 500 pesos, el de un paciente tratado en cuidados intensivos con ventilación asistida, podría rebasar la cifra del millón de pesos, ya sea que lo pague el propio afectado, el seguro médico o el Estado. Una verdadera sangría para la economía del país.
Un testimonio personal
Hablo con esta fuerza de convicción sobre sobre el tema porque soy testigo y casi protagonista personal de la efectividad de la Ivermectina por vía de dos parientes cercanos afectados por el Covid-19, que presentaban los principales síntomas típicos del virus. Tan pronto me enteré de la situación me comuniqué con José Natalio y le pedí una asistencia para abordar el problema.
Su recomendación fue la misma que aplicaba con sus pacientes, que prefiero no detallar para no inducir a la automedicación. Dos días después de la primera toma el resultado fue impresionante. Ninguno presentaba los síntomas, y uno de ellos, el más joven, presumía de no tener nada. Sin embargo, cuando fue posible hacerle la prueba PCR en CEDIMAT, una semana después, el resultado fue positivo, aunque sigue sin mostrar ninguno de los síntomas iniciales.
La otra persona tiene cita para el próximo sábado en la clínica Cruz Jiminián y si se cumple el ciclo de evolución de los pacientes tratados con Ivermectina, es posible que no registre ninguna presencia del virus aunque lo haya tenido.
De Melbourne a Puerto Plata
Los primeros avances científicos sobre la eficacia de la Ivermectina en pacientes afectados por el Covid-19, fueron logrados mediante una investigación dirigida por el Biomedicine Discovery Institute (BDI) de la Universidad de Monash en Melbourne (Australia), junto al Peter Doherty Institute of Infection and Immunity (Doherty Institute).
El estudio científico mostró en cultivos celulares que un medicamento antiparasitario, disponible en todo el mundo, es capaz de matar al nuevo coronavirus en 48 horas.
Sin embargo, fue en la República Dominicana, específicamente en la clínica Bournigal, de Puerto Plata, donde el producto fue probado en pacientes que aceptaron someterse al procedimiento bajo el principio del uso compasivo, que consiste en la administración de determinados medicamentos en fase de investigación a personas que padecen una enfermedad crónica o gravemente debilitante, en riesgo de muerte y que no pueden ser tratadas satisfactoriamente con otros medicamentos.
¿Qué esperan nuestras autoridades?