El poder de las celebridades no siempre ayuda a la diplomacia

El poder de las celebridades no siempre ayuda a la diplomacia

WASHINGTON. Muchas estrellas, en un intento por hacer uso de su buen nombre, se adentran en complejas cuestiones de política exterior, un campo minado que deja a diplomáticos y activistas de derechos humanos en una situación complicada para reparar los daños.

Así, la reconocida actriz estadounidense Scarlett Johansson es denunciada como «la chica icónica del apartheid israelí», el exbasquetbolista Dennis Rodman realiza asiduos viajes a Corea del Norte, y la estrella televisiva Kim Kardashian ha sido el blanco de bromas por tuitear su amor a Bahréin.

«Siento un poco de pena por ellos. Si eres un famoso y quieres usar el poder de tu marca para una buena causa eso es un campo minado», afirmó Brian Dooley, director de la organización de defensa de derechos humanos Human Rights First, sobre las estrellas, que quizá de forma inocente, aceptan compromisos bien pagos que pueden ser utilizados para ofrecer una visión favorable sobre polémicas empresas o regímenes opresivos.

No obstante, otras celebridades como Bob Geldof, Bono, George Clooney o Angelina Jolie han logrado utilizar su fama para destacar con éxito las atrocidades y abusos que escapan a la opinión pública.

«Esos tipos han llegado realmente a la raíz de la cuestión y entienden los temas de una forma que es similar o incluso mejor que muchos profesionales de derechos humanos o humanitarios», destacó a la AFP. «Pueden mantener una conversación astuta e influenciar de forma muy efectiva y a veces más efectiva de lo que pueden las ONGs en ciertos contextos», agregó.

Es muy fácil que todo vaya mal. Uno de los últimos escándalos en el mundo del espectáculo fue el protagonizado por Johansson, que dejó su cargo honorífico de embajadora de la organización caritativa Oxfam el mes pasado tras participar en una campaña publicitaria de una empresa de refrescos israelí instalada en territorio palestino ocupado.

La exestrella del básquet Rodman también ha estado en la línea de fuego por sus lazos con el represivo líder norcoreano Kim Jung-un, a quien llama: «mi amigo».

Para disgusto del Departamento de Estado norteamericano, que trabaja dura y activamente para tratar de asegurar la liberación de un coreano-estadounidense cristiano, Rodman realizó comentarios que sugerían que era culpable y de los que luego se retractó.
En 2012, la estrella de la televisión Kim Kardashian fue duramente criticada por tuitear sobre su visita a Bahréin.

«Todo el mundo de Estados Unidos tiene que venir de visita», instó, al parecer ignorando una brutal represión de la oposición por parte de la monarquía gobernante.

El profesor de la cultura pop de la universidad de Siracusa Robert Thompson afirmó: «puedo comprender cómo para el personal del Departamento de Estado, estas cosas les vuelven locos». «Tienen políticas, tienen control y una gran cantidad de cosas diferentes en un mundo muy complejo», añadió.

Pero aceptar conciertos y espectáculos en lugares lejanos con nombres exóticos debería hacer saltar las alarmas de los famosos.

El año pasado, la diva del pop Jennifer López quedó en evidencia al entonar el feliz cumpleaños para el duro líder de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, en un concierto en la aislada nación.
Debería haberse abstenido si hubiera tenido «algún tipo de conocimiento de derechos humanos», afirmó una portavoz en ese momento.

«Las Kardashians y Paris Hilton hacen una extremadamente preciosa fortuna fingiendo que son tontas. Nunca he pensado por un solo minuto que lo sean», afirmó Thompson.

Ir a esos países «es un evento tan complejo a nivel logístico que encuentro difícil creer que en ningún momento en su transcurso nadie escuchara que podía haber algún problema», añadió.

Kardashian había, en realidad, rechazado una oferta de la ONG Human Right First y de otra organización para ser informada de la situación en Bahréin, posiblemente porque algunas estrellas «se preocupan inmediatamente sobre la reputación de su marca o el espectro de un boicot», afseñaló Dooley.

Pero insistió en que la conversación estos días es «más matizada» y aconseja que las estrellas se dejen guiar por activistas locales en el terreno.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas