El poder de las palabras

El poder de las palabras

“Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestro pensamiento”. Albert Einstein.

Lo que primero existe en la vida de las personas es el pensamiento, que para ser compartido con los demás se expande en un repertorio de palabras.

Las palabras resumen por medio del vocabulario, el pasado, presente y futuro de quien las dice. De qué color vemos la vida, se traduce en palabras, por medio a ellas pintamos todo aquello que necesitamos decir, porque las palabras son nuestro medio de vida, de supervivencia y la forma como canalizamos nuestras emociones, ya que las palabras son un reflejo de nuestros pensamientos y sentimientos.

A diario nos debatimos entre el dilema sobre cuando debemos hablar o callar, ¿Qué determina el momento? Dos simples palabras: Prudencia y manejo. La prudencia nos indica cuándo es preciso decir las cosas y hace las valoraciones de lugar; y el manejo nos indica cuáles palabras utilizar para que el mensaje llegue sin ofender.

Es increíble el efecto que producen las cosas que decimos. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo que decimos y mucho menos de las consecuencias. Muchas veces lastimamos, ofendemos o enredamos las cosas sólo con lo que decimos o dejamos de decir, por eso tenemos que pensar antes de hablar. Una vez alguien dijo: “Dios nos dio dos oídos y una sola boca, usémosla en esa misma proporción”, es decir escuchemos más y hablemos menos.

No hay peor condena que la de la boca. Las palabras que decimos cuentan con un juez implacable, nosotros mismos, en su producción se hacen acompañar por un elenco de gestos, entonación, y postura que las hacen creíbles o no. Si hay una vía por la que se conoce una gran persona es por lo que dice, y si hay algo que la distingue es la causa que defiende.

Cuando utilizamos las palabras nos convertimos en temerarios o valientes. El valiente sólo habla si aporta, porque las palabras tienen el poder de crear o destruir.

Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra afecta no sólo a quien se la dirigimos sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos. Pues el lenguaje dirige nuestros pensamientos hacia direcciones específicas y, de alguna manera, nos ayuda a crear nuestra realidad, potencializando o limitando nuestras posibilidades. La habilidad de usar el lenguaje con precisión es esencial para una buena comunicación.

Lo que nos diferencia de los animales es el sonido ordenado que transmite la sabiduría, el conocimiento y la capacidad de comunicación. Necesitamos tener en mente que aprender a hablar correctamente, positivamente, claramente, sin dobles-sentidos o palabrotas es un camino para el control de nuestras facultades, utilizando así, un poco de aquella capacidad que despreciamos al utilizar solamente un décimo de nuestro poder divino.

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