Yessica Ortega Lachapel 
Las vitaminas ayudan a combatir diversas enfermedades e infecciones. El cáncer no es la excepción.
Diversos estudios establecen que las vitaminas y minerales son necesarios para un óptimo funcionamiento del organismo.
La nutrióloga Pamela Mirabal explica que el consumo de vitamina A se asocia con un menor riesgo de padecer cáncer de pulmón, laringe, piel, vejiga, esófago y mama, debido a que los carotenos protegen de la oxidación y controlan la diferenciación celular. Esta vitamina se encuentra en carnes, lácteos, zanahoria, brócoli, batata, col, espinacas, melón, mango.
Para prevenir el cáncer de estómago y pulmón, la especialista señala que se debe incrementar la ingesta de vitamina C, debido a que es un eficaz antioxidante. “No está claro si su efecto es directo o debido al consumo con otros componentes al paralelo”. La vitamina C está en el perejil, pimiento rojo, kiwi, arándanos rojos (cranberry), fresas, naranjas, espinacas y tomates.
Junto al selenio, la vitamina E se ha relacionado con la prevención del cáncer de mama. También se ha asociado la suplementación de esta vitamina con una menor incidencia de adenomas recurrentes en pacientes con una previa neoplasia de colón. “La encontramos en alimentos como: aceites de trigo, girasol, lino, sésamo, así como en avellanas, almendras, ciruelas pasas y aguacate”, establece Mirabal.
Sobre el ácido fólico, la doctora explica que incrementar la ingesta de este, puede reducir el riesgo de neoplasias como el cáncer de mama, colon, útero e hígado, por su acción en los procesos de división celular y en la síntesis del ADN, evitando mutaciones. Se encuentra en alimentos como: lechuga, levadura de cerveza, zanahorias, tomate, perejil, espinacas y brócoli.
Minerales. Al igual que las vitaminas, los minerales presentes en los alimentos juegan un rol importante en la batalla contra esta enfermedad.
El consumo de calcio, por ejemplo, está relacionado con un efecto protector en el cáncer de colon y pulmón. Algas, sésamo, frutos secos, higos secos, coles, espinaca, berenjena, puerro, garbanzos, leche y derivados, son fuentes de calcio.
“Según estudios, las personas que tomaban más cantidades de selenio reducían la posibilidad de cáncer de próstata y pulmón. Lo encontramos en alimentos como: germen de trigo, cebolla, ajo, tomate, brócoli, nueces y levadura de cerveza. Se recomienda ingerir entre 55-77 microgramos por día”, destaca la nutrióloga.
Mirabal advierte que la deficiencia de zinc, está relacionada con procesos cancerígenos, sobre todo de estómago y esófago. Para recibir la cantidad necesaria de este mineral, ella recomienda consumir alimentos tales como: levadura de cerveza, germen de trigo, sésamo, calabaza, crustáceos y huevos, entre otros alimentos.
