El poder de los padres de familia

El poder de los padres de familia

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La vida dominicana se ha supeditado a las acciones, muchas veces vandálicas, de los que se auto denominan padres de familia para tener derecho a violar todas las reglas del comportamiento civilizado, con tal de dejarlos que cometan sus desmanes o sus abusos, en contra de quienes no pueden esgrimir tal calificativo, pese a quizás tener más familia de los que depredan los bienes de la colectividad.

Los padres de familia adquirieron ribetes de arma política, cuando el país se vio liberado de la dictadura de Trujillo y comenzaron a florecer las ambiciones y acciones de los políticos, que con tal de granjearse el apoyo popular, permitían que se ocuparan todas las casas que fueron de la familia Trujillo o de sus más conspicuos allegados, sin ningún tipo de sanción, y todavía estamos padeciendo esas acciones irregulares que han convertido muchas zonas urbanas de importancia en focos de pobreza. Luego, a los choferes se les brindaron facilidades que iban en aumento a medida que sus protestas amenazaban con tumbar al gobierno de turno, y ellos, a nombre de padres de familias, amenazaban y hacían de las suyas y hoy son magnates poderosos a los que los gobiernos tienen que acudir para evitar que el caos se instaure en las calles ya de por sí desorganizado por sus acciones frecuentes de reclamar aumentos y dádivas en las calles.

Las invasiones de tierras fueron, desde los años del 60 y todavía en el siglo XXI, el pan nuestro de cada día, en donde agitadores profesionales promueven esas ocupaciones en tierras que aducen que son del Estado y decenas de familias, a nombre de su condición de pobreza, esgrimen el derecho de ocupar y destruir plantaciones agrícolas o eliminar reses valiosas para supuestamente reivindicar un pedazo de tierra que no es de ellos. Los propietarios, incluso con sus títulos de propiedad, no tienen derecho a poseer terrenos cercanos a zonas de marginalidad manifiesta, ya que son una golosina para ser arrebatada por los padres de familia, que ignorantes y sin perspectivas, invaden con la esperanza de que los gobiernos por su populismo innato les darán la tierra ocupada y hasta les construirán una vivienda. Así emigran de sus zonas rurales y se establecen en aquellas poblaciones de gran crecimiento y perspectivas de trabajos o hasta de florecer en la delincuencia.

Los padres de familia, por obra y gracia de la demagogia de los políticos, son un problema social de envergadura. Eso lo hemos visto en estos días cuando se trata de desalojar a ocupantes ilegales de terrenos en donde hay casos que los gobiernos les han instalado luz eléctrica, agua potable y les han construido calles. Todo eso ocurre ante la impotencia de los propietarios legales a los que ni siquiera el gobierno les compensa esas propiedades, procurando que se olviden de los mismos, ya que se ha hecho una labor social favorable a las políticas de beneficiencia de las autoridades de turno, y que esos infelices padres de familia, se les debe dejar tranquilos.

A los padres de familia, invasores y ocupantes de terrenos privados o del Estado, los gobiernos no los tocan ni con el pétalo de una rosa, pese a que cometen toda clase de violaciones de la ley y de la convivencia pacífica. Pero a los padres de familia de la clase media que no son pobres, son acosados y exprimidos por los gobiernos, en que sus afanes de mayores ingresos tienen en ese sector una clase indefensa y sujeta a que se les fiscalicen sus ingresos.

Los padres de familia de la clase media no tienen el derecho a exhibirse con sus hijos y mujeres, reclamando una mejor ponderación de las autoridades, que en la actualidad los están llevando a sumergirse en la marginalidad y descender dramáticamente en sus niveles de vida sin derecho a buscar la defensa con el reclamo de tener una vida digna de los seres humanos si vivieran en un Estado minimamente organizado y prudente en acciones fiscales, o por lo menos que invierta realmente los ingresos que recibe de los contribuyentes, asegurándoles mejores sistemas de salud, educación, transporte, etc.

Ser padre de familia en una sociedad como la nuestra, dominada por las acciones y ambiciones desmedidas de los políticos, es una profesión y un seguro de que podrían sacudirse de la pobreza. Y aquellos que provienen de la marginalidad del submundo económico, con tal de violar la ley, llevan a cabo toda clase de actividad como chiriperos en zonas prohibidas y vociferan cuando son desalojados de zonas donde no pueden establecerse para vender frituras o frutas. Si son motoconchistas hacen los que les venga en ganas, imponiendo su ley en las calles ya de por si saturadas con el aumento de los vehículos en circulación; con ellos es poco lo que se puede dialogar, se amparan en ser padres de familia y más en un país como el nuestro donde los políticos, con tal de alcanzar sus metas, se apoyan en los padres de familia para darle prebendas que pertenecen al bien común de toda la Nación.

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