El pasado fin de semana aproveché para ver el documental “El asunto Figo” (The Figo affair, su título original en inglés).
En esencia, narra de manera poderosa e intrigante el fichaje de la entonces estrella mundial del fútbol, el portugués Luis Figo, por el Real Madrid.
Figo formó parte del Barça por cinco temporada (1995-2000). No hay que ser amante del deporte para saber la rivalidad entre los clubes del Madrid y Barcelona.
El fin de la historia es que en el año 2000, Figo pasa del Barcelona al Real Madrid, luego de que el recién electo presidente del equipo capitalino, Florentino Pérez, pagara 61 millones de euros, por el traspaso del estelar jugador. Para esa fecha era una cifra astronómica en la industria.
La pieza audiovisual presenta muchas lecciones que se pueden aplicar en distintos escenarios personales, profesionales y políticos. Algunas las iremos comentando en esta columna.
En esta quiero enfocarme en la principal razón por la que Figo no continuó con el Barcelona: los dueños del equipo no le demostraron valor, reconocimiento ni cariño.
Para los fanáticos de la cuadra catalana, Figo es un traidor. La percepción que se generó en el momento (por errores de comunicación de Figo y sus asesores), fue que prefirió los millones del traspaso a la lealtad, hacia, más que un equipo, una ciudad que lo acogió y lo reconoció como su héroe.
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Sin embargo, en el documental queda bien claro como en distintas ocasiones, Figo reclamaba que todos los logros que había acumulado el Barça, en parte gracias a su destreza y talento, no eran tomados en cuenta por sus jefes.
De hecho, queda demostrado, como el también recién electo presidente del Barça (las elecciones internas de ambos equipos coincidieron en el mismo año), Joan Gaspart, no se inmutó en hacerle una contraoferta cuando supo del posible fichaje del Madrid. Prefirió destacar su “ingratitud” antes que expresarle la necesidad de mantenerlo.
Peor aún: durante meses, los medios, la rumorología y el propio Florentino Pérez, siendo candidato a la presidencia del Real Madrid, habían anunciado el interés del equipo madrileño en la súper estrella. Y ningún catalán fue capaz de llamarlo para validar la información, siquiera.
En distintas circunstancias Figo rechazó la idea de su agente,de irse al Real Madrid. Su opción A era quedarse en el equipo que lo vio convertirse en un astro.
Su casa se mostró indiferente. El Madrid le dio cariño cuando lo acogió y durante sus años como jugador. Tremendo aprendizaje…