El poder del estado

El poder del estado

JOSE R. MARTINEZ BURGOS
Aún con el deficiente funcionamiento de la justicia dominicana, que la sitúa en tal vez la principal asignatura pendiente de nuestra democracia; aún cuando todavía el Gobierno no se decide aplicar el Código Penal a los delincuentes pendientes de castigo por sus actos de corrupción en pasadas administraciones; a pesar de nuestros problemas y zonas de sombra, la democracia dominicana sobrevivirá a todas las acciones de incomprensión que reina en nuestra sociedad, caminaremos hacia adelante aunque a veces en forma zigzagueante, porque confiamos en los dirigentes actuales de la nación, sin embargo, recordamos haber leído hace varios meses que el presidente de Italia Luigui Scalfaro, dijo que «Una democracia que no se atreve a aplicar el Código Penal no puede sobrevivir».

Tiene toda la razón, porque si los delincuentes se quedan sin castigo, no es posible que una democracia, se pueda sostener por mucho tiempo, porque los delincuentes pasarían a ser héroes, y la democracia prolongaría su agonía, por no haberse tomado las decisiones judiciales que convienen al interés general, porque podrían a corto plazo perjidicar los intereses electorales del partido en el poder, porque se rehuye a afrontar la realidad, tomando el toro por los cuernos. Debemos salir del dilema que no se progresa pero tampoco se retrocede, el barco no puede encallarse, pues, nunca se está tan mal que no se pueda empeorar.

El gobierno tiene el apoyo del pueblo y puede actuar de inmediato, porque tiene seriedad, tiene competencia, es laborioso, es honrado, respeta la ciudadanía, es decir, posee las virtudes y los objetivos públicos que permiten que una sociedad pueda vivir en paz y progresar, por eso debe aprovechar ese respaldo para limpiar de delincuentes el país y si no acabar por completo con la corrupción pasada por lo menos llevarla a su mínima expresión, puesto que el que tiene que tener más cuidado es el propio Gobierno, ya que el triunfo o el descrédito del Estado de Derecho es una dependencia en gran parte de los que desde el Ejecutivo y Legislativo se haga para poner a la justicia en el camino correcto, pues lo único, lo malo o lo mejor que puede hacer el gobierno al través de sus organismos es poner a los jueces en el camino de juzgar a los delincuentes puesto que así serán los jueces que meterán en la cárcel a los corruptos, es decir, dará una demostración (el Gobierno), que se gobierna no según las necesidades auténticas del país, sino según los obstáculos que se encuentran y nuestro presente nos exige no seguir inventando la Historia, que ésta no sea una Historia Huillada ni que tengamos que acostumbrarnos a vivir con la confusión.

Es motivo de preocupación el excesivo poder del Estado, que a veces se convierte en algo así como un poder invasor de la sociedad, sobre todo cuando lo hace en el campo de lo moral, pero en ese caso el ciudadano de a pie, se siente seguro, porque ejerce la vigilancia y la contención y el control que evita la corrupción, es entonces cuando un Estado pequeño como el nuestro, se convierte en eficaz, sano, trabajador y creativo.

Decimos todo cuando señalamos más arriba porque los hechos a la fecha nos demuestran a todos los ciudadanos, que la democracia dominicana se encentra todavía en una etapa de insuficiencia que precisa de perfeccionamiento. En artículos anteriores en esta misma columna he dicho que hace falta una vsb3T.

josé.ramon@verizon.net.do

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