El poder del petróleo

El poder del petróleo

JOSÉ LOIS MALKUN
¿Se imaginaba alguien que comenzando el siglo 21, un Presidente latinoamericano opacaría al Presidente de los Estados Unidos en una gira simultanea por la región?.  Pero el Presidente latinoamericano que ha logrado eso no es el carismático Lula, de Brasil o el intelectual ex Presidente Cardozo. Tampoco un líder de reconocido prestigio como el ex Presidente Lagos, de Chile, ni del Premio Nobel de la Paz y actual presidente de Costa Rica, Oscar Arias.

Se trata del ex coronel Hugo Chávez, actual Presidente de Venezuela, que dirigió un frustrado intento de golpe de estado contra el Presidente electo Carlos Andrés Pérez y estuvo en prisión por varios años. También a él intentaron tumbarlo sin éxito hace 4 años.  

¿Y usted sabe porque Chávez llegó al poder con estos antecedentes? Por culpa de los partidos tradicionales y de sus “reelectos lideres” que gobernaron por décadas este país mientras hundían en la pobreza a millones de personas y se robaban todo el dinero del mundo. Esto sucedió en un país de 916.4 mil Kilómetros cuadrados (19 veces el tamaño de República Dominicana), con apenas 27.4 millones de habitantes (tres veces  nuestra población), poseyendo a su vez una de las riquezas naturales más rica del continente (quinto productor de petróleo del mundo y octavo exportador). 

Lo normal era que algo cambiara en Venezuela. Y cambió.   

El problema es que ese liderazgo del Presidente Chávez, lo está logrando mediante la asistencia  financiera a otros países a través del petróleo venezolano. Está negociando la riqueza natural de su país para promoverse así mismo y mantenerse en el poder. Y lo combina magistralmente con algo que siempre llena de entusiasmo a los pueblos latinoamericanos, que es el antiimperialismo yanqui.

El problema es que no se sabe si el pueblo de Venezuela que apoya a Chávez está consciente de cómo se está utilizando su recurso natural más valioso para promover esa nueva República Bolivariana que asume ahora la posición de país líder en una parte de la región. 

Pero ¿que está pasando al interior de Venezuela? Por el lado negativo, el Presidente tiene poder absoluto para hacer lo que quiera. Los  medios de comunicación están sometidos a fuertes presiones y amenazas incluyendo el cierre arbitrario de varios de ellos. El sector productivo privado está gradualmente desapareciendo por los controles de precios y las presiones políticas para que pasen a manos de los trabajadores.

 Las compañías de capital foráneo son amenazadas con nacionalizaciones y muchas han pasado a manos del Gobierno. Hay control de la tasa de cambio como lo hay de cualquier cosa que se mueve contra el poder del Presidente Chávez. Y como corolario a todo esto, los contratos en que se amparan en las ventas de petróleo a varios países son una especie de secreto de Estado, donde ciertas concepciones que se otorgan por razones políticas ponen en juego el patrimonio nacional venezolano.   

Por el lado positivo, las Reservas Internacionales de Venezuela están cerca de los 35 mil millones de dólares. El PIB está creciendo al 9% anual (2006). El desempleo cayó a la mitad respecto al 2002. La pobreza se redujo de 47% en el 2002 a 34% en el 2005 según el Banco Mundial. Los bonos del Estado son bien  cotizados en los mercados internacionales. Al sector financiero y de los seguros les va muy bien. Los consumidores gastan toneladas de dinero siempre y cuando estén pegados al  sistema. Y 10 millones de pobres reciben alimentos donados o subsidiados como parte de la estrategia política del Presidente para mantenerse en el poder. Todo esto sin afectar el equilibrio fiscal por los grandes beneficios que se obtienen del petróleo.

En fin, son cifras buenas. Pero posiblemente descansan sobre bases débiles y no sostenibles. Por ejemplo, cuando el precio del petróleo cayó hace unos meses, toda la economía venezolana se resintió y sus indicadores se tambalearon. Pero el precio repuntó rápido y las cosas volvieron a la normalidad.  Solo si el precio cae por debajo de 40 dólares el barril, todo este andamiaje populista y con aparente éxito macroeconómico, se derrumbaría por completo.

En fin, creo que el Chavismo será otra frustración más de los latinoamericanos. Otro paradigma equivocado como lo fueron las políticas proteccionistas de la CEPAL, el socialismo de los años 80’ de Daniel Ortega, la eterna dictadura de Fidel Castro en Cuba y los golpes de estado y dictaduras patrocinadas por Estados Unidos durante la guerra fría. Y digo esto, porque soy un enemigo radical de todo lo que coarte la libertad de expresión.

 De lo que destile populismo barato, proteccionismo, controles de precio o represión política. Como también pienso que es una barbaridad usar el patrimonio de un país del tercer mundo como Venezuela para promover el continuismo y un liderazgo insípido y coyuntural. El día que ese petróleo se le agote ya veremos quienes les darán la mano en sus penurias a los venezolanos.  

Definitivamente, la única vía sostenible para salir de la pobreza, aunque duremos 100 años en lograrlo, es el libre comercio, el desarrollo de nuestra capacidad competitiva y la lucha frontal contra la corrupción venga de donde venga. Lo que está pasando en Venezuela son destellos de bienestar sustentados en insostenibles aventuras económicas y puras fantasías ideológicas, donde el continuismo en el poder es todo lo que importa. Y esas pretensiones continuistas, que lo corrompe todo, es lo que debemos evitar a toda costa en la República Dominicana.

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