Por Hospital General de la Plaza de la Salud
Todos hemos sentido en algún momento enfado. Es normal sentir ira, cuando este estado nos invade con demasiada intensidad puede traernos serias dificultades.
…Cohíbe la ira, reprime el coraje, no te exasperes, y no obrarás mal…» (Salmo 37:8) «…Sea cada cual pronto para escuchar, lento para la ira, porque la ira del hombre no produce la rectitud que Dios quiere.» (Santiago 1:19-20) «El colérico atiza las pendencias, el iracundo multiplica los crímenes.» (Proverbios 29:22).
Con estos textos bíblicos queremos iniciar este tema. Hablar de la ira nunca pasa de moda. Esta emoción la llevamos a cuesta como una condición de ser humano.
¿Qué es la ira?
Para saber cómo controlar la ira, tenemos que entender primero qué es y cómo surge. Empecemos, entonces, por definir la ira:
Según el diccionario la ira puede definirse como “un sentimiento de enfado muy grande y violento”. Puede afirmarse, por tanto, que la ira es un enfado, un estado que al ser intensificado, tiende a generar comportamientos de violencia.
Le invitamos a leer: Netflix: ¿Qué serie o película ver esta noche?
Es una emoción natural, surge como una respuesta a una violación de nuestros límites emocionales, nuestros derechos, cuando nos mienten o nos estafan o nos traicionan, etc.; es para nosotros un mecanismo de defensa, un modo de tratar de impedir que los demás continúen hiriéndonos o faltándonos al respeto.
La ira se puede convertir en una emoción negativa no saludable al llevarnos a la venganza, a la agresión y la violencia encubierta (pasiva) o explícita.
Bajo la falsa creencia de que las personas que comenten faltas violando nuestros límites y derechos, merecen castigos, podemos llegar a golpear, matar, cancelar, empujar, entre otras cosas y hacerle daño a los demás y a nosotros mismos.
En el sistema educativo familiar y social se suele, paradójicamente, castigar o reprimir la expresión de ira, razón por la cual, a veces negamos ese sentimiento o tratamos de ocultarlo. Cuando la ira se acumula o reprime por mucho tiempo puede desarrollarse con extrema violencia hacia sí mismo, hacia la persona que la genera y también hacia una tercera persona.
Preguntas frecuentes
¿Se puede evitar sentir ira?
Sentir ira es inevitable, pero lo incorrecto es ejecutar o emitir las conductas a la que nos suele llevar la ira. Es recomendable fomentar la educación del manejo de la ira, en vez de reprimirla o castigarle, a nivel familiar y gubernamental.
Ante la deficiencia del sistema educativo público y familiar es nuestra responsabilidad cuidar nuestra propia salud mental. Es imposible que una persona pueda lidiar con un problema y resolverlo, si se niega a admitir que tiene ira. Si no somos honestos con nosotros mismos, admitiendo que sentimos ira, reflexionando, buscando en nuestro interior (nuestras falsas creencias) la causa, y lidiamos con ella; no podremos tener verdadera paz. Aún peor: nos costará mucho más trabajo crecer en nuestra salud mental.
Es saludable y bueno alejarse de la situación en el momento de la contingencia o situación activadora, aprender a ser asertivo, a reflexionar sobre nuestras tendencias a procesar la información o sobre nuestros falsos pensamientos, los cuales tenemos las creencias de que son correctos y adecuados, siendo falsos, que nos llevan a la conducta irracional.
No debemos quedarnos callados cuando nos ofenden o nos producen dolor o ira. Es correcto compartir nuestros sentimientos de rabia o de ira con alguien: un sacerdote, un pastor evangélico, una monja, preferiblemente, asistir a psicoterapia con un psicólogo o a una institución de salud mental.
Glosario médico
Recomendaciones bíblicas
Más vale paciencia que valentía y dominarse que conquistar una ciudad.» «Respuesta blanda aplaca la ira, palabra hiriente atiza la cólera. Hombre colérico atiza las pendencias, hombre paciente calma la riña.» (Proverbios 15:1, 18) «Niégate a discusiones estúpidas y superficiales, sabiendo que acaban en peleas; y uno que sirve al Señor no debe pelearse, sino ser amable con todos…suave para corregir a los contradictores…» (2 Timoteo 2:23-25). Términos claves: emoción negativa no saludable, creencia irracional.