El poder evangélico que asusta a Brasil

El poder evangélico que asusta a Brasil

Brasilia. AFP. Marco Feliciano sabe que es el diputado evangélico más odiado por los homosexuales en Brasil, y que su ascenso político no sólo a ellos asusta.  

Es capaz de reunir una multitud en un templo y llevarla al éxtasis cuando vaticina que un presidente evangélico pentecostal gobernará un día el país con más católicos del mundo.  

Es domingo y Feliciano, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Minorías de la Cámara de Diputados (CDHM), desciende de un vehículo oscuro, se fotografía con un niño negro que lo esperaba desde hacía horas y avanza hacia una iglesia de la Asamblea de Dios en Goiania, 200 km al sur de Brasilia.  

Antes de entrar al edificio donde lo esperan centenares de fieles, en su mayoría mujeres, Feliciano sonríe y asegura que es un «sobreviviente».  

Desde que fue elegido al frente de la CDHM el 7 de marzo, y se convirtió en el político más repudiado por activistas gays, criticado por artistas como Caetano Veloso o el actor de cine Wagner Moura, el protagonista de Tropa de Elite, este pastor se describe como sobreviviente de una campaña que, según él, intentó en vano etiquetarlo como «enemigo número uno de Brasil».  

«Ellos terminaron convirtiéndome en celebridad, en el héroe de la familia brasileña por mi lucha contra un solo sector, la militancia gay», dijo Feliciano a la AFP.  

A sus 40 años, dejó de ser conocido apenas por los fieles que lo oyen predicar y cantar, y que ahora gritan «¡aleluya!» cuando les pide una muestra del «poder que asusta a Brasil». En sus cultos o en el parlamento, no se distingue el pastor del político. 

Hace cinco años fundó su propia iglesia dentro de la Asamblea de Dios, la Catedral del Avivamiento, y en 2010 fue elegido diputado del estado de Sao Paulo por el Partido Social Cristiano, con la mayor votación entre los 73 miembros de la poderosa bancada parlamentaria evangélica.   «La dictadura gay»

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