Los que con estupor vimos el video del cerco militar y la agresión contra diputados y la multitud que con permiso del Ayuntamiento se había concentrado ante al Congreso Nacional para elevar una protesta pacífica contra la pretendida reforma constitucional, contraria al Art. 124 y a la Vigésima Cláusula Transitoria auspiciada por el propio presidente Medina que dispone:“En caso de que el Presidente de la República correspondiente al periodo constitucional 2012-2016 sea candidato para el mismo cargo para el periodo constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente periodo ni a ningún otro así como tampoco a la Vice Presidencia de la República.”
No obstante la claridad de tal mandato y el compromiso de honor asumido ante su pueblo por el señor Presidente, jurando con la mano sobre la Biblia cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, sus partidarios, legisladores y funcionarios de su gobierno como empresarios favorecidos durante su gestión administrativa, apoyan la reforma para su repostulación “por un periodo adicional de cuatro años” o de manera indefinida según ha sido sugerido recientemente.
Y quienes igualmente vieron como un desaforado diputado del partido en el gobierno, vociferaba y amenazaba a los manifestantes y a todo opositor contrario a la reelección presidencial con reprimir su protesta “porque el poder no se desafía”, se impone cueste lo que cueste. Ante tales desmanes que dejan un sabor nauseabundo a dictadura despótica “sin respaldo popular” que creíamos superados, siendo justo habrá de admitir que nunca antes los gobiernos del PLD, con todos sus pecados, habían recurrido a la represión y persecución política. Más bien habían sido respetuosos de las libertades públicas, de las manifestaciones populares y los partidos opositores como es propio en una democracia.
Y también recodar que este pueblo que le ha tocado vivir desde sus albores bajo el yugo de crueles dictaduras (Santana, Báez, Lilis, Trujillo, Balaguer) y gobiernos corruptos y libertinos, ha sabido rebelarse y desafiar esos poderes absolutistas siendo hoy reconocidos sus combatientes por patriotismo, su coraje y valentía. Ahora no se trata de heroísmo, de conspiración ni derrocamiento de gobierno, sí de mayor consciencia y responsabilidad ciudadana. Del ejercicio de los derechos que nos da la Constitución y debemos respetar.
El PLD, viéndose atrapado en sus propias ambiciones y temores, ha olvidado las enseñanzas de su antiguo maestro. Su aleccionador discurso de toma de posesión como Presidente de la República, elegido por su pueblo en el proceso electoral más libre y democrático de nuestra historia. También los cálidos testimonios que ofrendaron “sus discípulos” enalteciendo sus valores y virtudes: “Juan Bosch. Aproximaciones a una vida ejemplar” y que hoy vergonzosamente reniega su conducta”, que hace tabla rasa de su mensaje tras el fatídico golpe de Estado cívico militar que destruyó la naciente democracia, pero no su dignidad.
Un paso delicado, poco inteligente y peligroso es recurrir a la fuerza bruta al echarse la paloma. “Un gobierno que emplea la fuerza para imponer su dominio, enseña a los reprimidos a usar la fuerza para defenderse”, advertía Mandela.