El poder versus otros “poderes”

El poder versus otros “poderes”

Muchas aspiraciones a superar los lastres de pasado son frustradas la más de las veces por influencias o condición privilegiada que a veces alcanzan personas y sectores en la sociedad. Gente con dinero, posición política o rango militar que inhiben el correcto ejercicio del poder en favor del interés nacional. Esa ha sido la historia. Autoridades que no dan un paso adelante para imponer orden, frenar ambiciones e impulsar medidas justicieras si a su camino surge la mezquindad y conveniencia de enclaves con apellidos o atesoramiento. Las altas investiduras militares, en activo o retiro, siguen siendo intimidantes ante funciones públicas, una derivación del carácter imponente que alcanzaba lo cuartelario en épocas pasadas.
Contra la meta de fortalecer instituciones y medir a todos con la misma vara, República Dominicana sigue mostrando barreras. Si quien actúa controversialmente o causa daños en determinadas áreas territoriales disfruta de un estatus que el hábito nacional coloca como intocable, las jerarquías políticas y de Estado lo pensarán mucho antes de dar un paso adelante… o nunca lo darán. La cultura y usos que asignan inmunidades, y que son capaces de beneficiar a pocos aunque perjudiquen a muchos, siguen manifestándose. En eso el hacer lo que nunca se hizo está pendiente. Las intenciones de fortalecer estructuras legales y un inequívoco principio de sana autoridad, se quedan en el papel.

La voluntad que hace falta

En lo que llega el “remedio” a futuro para males del tránsito que irritan ciudadanos y hacen perder tiempo en las vías, además de causar tragedias, las leyes y reglas sobre la materia que se convirtieron de viejo en letras muertas, deberían ir cobrando vigencia. Debería cesar el populismo por temor a la impopularidad que generarían la rectitud y rigor situados del lado de la razón. Aquí son masivos los irrespetos a semáforos, a la prohibición de estacionarse, transitar sin matrículas y sin seguro contra daños a terceros. El circular de noche sin luces de rigor o en vehículos con desperfectos peligrosos; transportar cargas que obstaculizan la circulación o pueden causar enormes tragedias en carreteras oscuras. Los conductores embriagados escapan a control y la acumulación de faltas no anula licencias. Ciertas inhibiciones del ejercicio coercitivo agrandan los males.

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