Tras las últimas consultas electorales, con el correspondiente acceso a investiduras del Estado, han salido a la luz atendibles indicios o rotundas evidencias de que se soprepasan, para provecho propio, las fronteras de cargos asumidos por tales y cuales señores, incluso creyéndose en capacidad de tronar y escapar a toda posible sanción futura.
El Poder Ejecutivo, el Ministerio Público y por lo menos uno de los órganos fiscalizadores descentralizados (Compras y Contrataciones), más el liderazgo municipal calificado, han dado hasta ahora muestras de incompatibilidad con los comportamientos irregulares o de abierto desafío a la legalidad.
La intolerancia ahora exhibida desde las cimas del Poder a la desnaturalización de funciones oficiales debe subrayarse con permanencia y cero excepciones si el cambio, demandado por el electorado, ha de ser real.
La percepción de excesos escudados en nombramientos o categorías electivas, tiene terreno ganado a través del periodismo investigativo y documentador en respaldo a los gobernantes que deciden abrazarse a las buenas prácticas administrativas y éticas.
Prolifera en los espacios abiertos la capacidad ciudadana de ser testigo de excepción con el recurso de las tomas fílmicas que repetidamente ponen en la picota a quienes ingenuamente suponen que sus exabruptos pasarán desapercibidos. Verlo todo ya no es exclusividad divina. La ocultación es más difícil.
Rivales de EUA llenan vacíos
El 10% de la población mundial (que corresponde a países de superioridad en recursos y peso político) está disponiendo hasta ahora de casi el 50% de las vacunas anti Covid-19 desarrolladas, mientras las naciones de rangos menores, como República Dominicana, tardan en protegerse a la espera de pequeñas porciones de inmunizadores que les serian posible bajo esta relación sin equidad en los hemisferios.
Brillan en el horizonte, en favor de los débiles, las potencias nucleares -China, Rusia y La India- como ecuánimes facilitadoras de soluciones biológicas a la pandemia que arrasa sobre el planeta. La exclusión de los pequeños es tan evidente como desgraciada. La política de buena vecindad enunciada por Franklin D. Roosevelt parece más ausente que nunca y al vacío de solidaridad se suma Europa.