El poder

El poder

Desde el inicio de los tiempos, el ejercicio del poder ha fascinado al hombre, en procura de él muchos han perdido la vida; la razón, la libertad, todos sus bienes, han terminado sus días lejos de la tierra que los vio nacer, etcétera.  Otros, después de obtenerlo, se han embriagado de tal manera de su disfrute, que han retorcido leyes, modificado constituciones y quebrado el orden institucional con la finalidad de continuar ejerciéndolo.

Mucho se ha escrito sobre este tema. George Orwell publicó en el año 1948 su obra “1984”,  entre otras cosas dice: “El Partido busca el poder por completo por sí mismo.  No está interesado en el bien de los demás, está interesado solamente en el poder….. Nadie toma el poder con la intención de renunciar a él.”

Más recientemente, dos autores muy disímiles han escrito acerca de los cambios que sufren las personas, una vez asumidas posiciones de gran poder.

David Owen, un médico neurólogo inglés, que incursionó en la política, ocupando posiciones de mucha importancia,  reconoce que durante los años en que ejerció esa actividad su personalidad cambió, decidiendo por esta causa estudiar profesionalmente el comportamiento de varios políticos, escribiendo  después el libro “En el Poder y en la Enfermedad”.

Pilar Cernuda, periodista española de gran experiencia, dice que se dio cuenta de  los cambios de carácter  experimentados por los presidentes españoles de la democracia, lo que la impulso a escribir una crónica destinada a analizar sus comportamientos que tituló: “El Síndrome de la Moncloa”.

Owens, en su libro ya mencionado bautiza como el “Síndrome de Hubris” las transformaciones que le ocurren a los gobernantes que llevan mucho tiempo en el poder. Este nombre corresponde a Hubris, el héroe griego que ensoberbecido tras vencer en una batalla, se aleja de la realidad y comete graves equivocaciones.  Afirma el autor que “el poder intoxica tanto que termina afectando el juicio de los dirigentes” hasta el extremo de no escuchar y no reconocer sus errores, y a creerse indispensables e insustituibles.

Dice  Cernuda que los cinco presidentes que hasta el momento de escribirse  el libro  ha tenido la democracia española, han sufrido cambios de carácter y de forma, entendiendo ella que “donde había calidez aparece soberbia; donde había cercanía, distanciamiento.”

Los requerimientos de seguridad, la soledad de la posición, el elogio permanente de muchos colaboradores, el cumplimiento de casi todos sus deseos, el distanciamiento de la realidad diaria, se agregan al hecho de vivir en “La Moncloa”, un palacio situado en las afueras de Madrid, en donde no se escucha ni el ruido del tráfico.

Para que el ocupante de turno no se sienta fuera de este mundo, y supere a todos los mortales, es preciso ser muy equilibrado.

Nuestros gobernantes, y políticos que han ocupado posiciones de cierta importancia, también han sido afectados por el Síndrome de Hubris, el cual se les ha manifestado de diferente forma, pero ese será un tema de otro artículo.

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