HAMLET HERMÁNN
Muchos entienden que la poesía es el escalón más alto al que llega un pensador. Algunos califican como necios a los que dicen ser poetas antes de recorrer un largo camino acumulando vastas experiencias y conocimientos. Llega entonces a la memoria el recuerdo de Ho Chi Ming, el apóstol libertario de Vietnam. Habló y escribió en abundancia para analizar la lucha victoriosa de los vietnamitas contra los imperios invasores que agredieron el sudeste asiático durante siglos.

En los últimos años de vida, sintetizó su gran sabiduría en bellos poemas que resumían la dignidad de ese pueblo.

Viene el Tío Ho a la memoria porque, desde hace corto tiempo, el jefe de Estado cubano, comandante Fidel Castro, ha vuelto a comunicarse con su pueblo, esta vez a través de la prensa. Maneja conceptos que reafirman la integridad de la Revolución y muestra que, a pesar de sus malestares, tiene la capacidad mental y la energía física para escribirle a su pueblo. Llama en sus escritos a que la juventud cubana profundice en los conocimientos para fortalecer la conciencia revolucionaria. Provoca en breves párrafos a los cubanos para que pongan a trabajar las células del cerebro de manera que puedan entender la complejidad del mundo actual. Sigue siendo el mismo intransigente de siempre ante quienes amenazan a Cuba, llámense estos Unión Europea o Estados Unidos. Y deja bien claro que el que quiera dialogar con Cuba tiene que hacerlo “entre soberanos e iguales”, sin atisbos de sumisión ni de entreguismo.

Uno de los grandes errores de los gobernantes estadounidenses ha sido creer que la Revolución cubana es Fidel y que Fidel es la Revolución cubana. Ignoran aposta que en esa inmensa tarea de transformar a Cuba ha participado todo el pueblo. Fidel ha sido el catalizador de un fenómeno social que no tiene parangón en el mundo. Él ha sido el guía que ha mantenido unido a un pueblo que prefiere enfrentar enormes desafíos antes que doblegarse y perder su dignidad. Pero el gran héroe es el pueblo cubano.

¿Dónde reside el secreto de Fidel para soportar y vencer el “Apocalipsis según San George” Bush? Evidentemente que está en la constante comunicación con su pueblo y en el manejo de la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. En los primeros años de Revolución, Fidel se comunicaba directamente con el pueblo, de uno en uno. En un jeep recorría el país entero enterándose por vía directa de los problemas y de los aciertos de la nación. Dormir era entonces un lujo que el líder no podía darse. Simultáneamente resonaban los maratónicos discursos que los cubanos escuchaban con avidez porque rezumaban sinceridad. Luego han venido las Mesas Redondas donde “a calzón quita’o” se dicen cosas y cosas. Y así El Caballo mantiene una conversación ininterrumpida con sus compatriotas y con el mundo para poner los muebles políticos e ideológicos en su lugar.

La gran virtud de Fidel ha sido la de ser gobierno y oposición al mismo tiempo. Admitir errores cuando ha habido que admitirlos y sancionar ejemplarmente a los que han cometido desmanes que perjudican al pueblo. Desde la actual convalecencia mantiene los cinco sentidos en el corazón del pueblo cubano y se desempeña en el papel de orientador al tiempo que ni cede ante las provocaciones de sus enemigos ni renuncia a la soberanía ganada a golpes de heroísmo.

Diez Presidentes de Estados Unidos no han sido capaces de neutralizar a la Revolución cubana. Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y ahora Bush hijo han fracasado estrepitosamente durante casi medio siglo en esa tarea. Otros vendrán con la misma equivocada medicina y la Revolución seguirá mientras el imperio desarrolla úlceras por su impotencia.

Y Fidel seguirá escribiendo y hurgando en la memoria que antes la cotidianidad le entorpecía. Por lo que nadie debía sorprenderse si un día de éstos empieza a publicar poemas dedicados a la humanidad en los que sintetizaría la pasión que ha puesto para erguirse en valladar infranqueable de la injusticia desde que participaba en los preparativos contra la tiranía de Trujillo en 1947.