El político dominicano y sus personalidades patológicas

El político dominicano y sus personalidades patológicas

Samuel Luna

-Primera parte-

Recibí de una amiga una cita del escritor Frank Herbert, escritor estadounidense de ciencia ficción, la frase dice que todos los gobiernos sufren un problema recurrente: el poder atrae personalidades patológicas. No es que el poder corrompa sino que es magnético para lo corruptible. El novelista expresa un axioma, una verdad que la podemos palpar cada día en el contexto político.

Debemos dejar bien claro que muchos políticos que ya están insertados en las estructuras del poder, otros que están hacia esa dirección, son personas que reúnen una serie de signos cognitivos y acciones conductuales que se alejan de una sana labor en el manejo del poder. La frase de Frank Herbert, lo que quiere dejarnos bien claro es que, el problema no es el poder en sí mismo, el problema es que hay personas que incursionan en la política buscando sanar sus heridas, buscado llenar sus vacíos existenciales, andan en busca de ser reconocidos y cubrir sus limitaciones cognitivas con los aplausos y adulaciones de los demás y del pueblo a quien ellos supuestamente sirven.

Según los expertos en la conducta humana, las personalidades patológicas son aquellas que reúnen una serie de signos cognitivos y conductuales que se alejan de lo que podríamos llamar un sano desempeño en la vida diaria. Por esa razón, cuando tenemos políticos que arrastran deficiencias conductuales, heridas del pasado, una baja estima y acciones que atentan contra la moral y el funcionamiento administrativo del Estado, estaremos viendo y recibiendo un Estado o país sin un norte, sin una planificación a largo plazo, y una tendencia hacia el caos.

La corrupción, la inseguridad ciudadana, el desempleo, la ausencia de las necesidades básicas en los sectores, parajes, en las secciones, en los municipios y en las provincias, son simplemente la suma de una sociedad enferma y con un alto nivel de agnosia en la mayoría de los políticos. Realmente la política dominicana ha perdido la capacidad de percibir las cosas necesitarías, es como si hubiésemos caído en una agnosia colectiva. Los políticos con dificultades cognitivas y conductuales han perdido la capacidad de producir cambios, están reacio al cambio colectivo o a todo cambio que beneficie a la mayoría sin importar las clases sociales. No perciben, no tienen un concepto futurista, poseen una miopía que los limita a pensar más allá de los cuatro años.

Cuando en un país como la República Dominicana existen políticos con personalidades patológicas, vamos a experimentar un congreso y partidos poco saludables, una peligrosa y débil administración por no decir mala o farsante, un Estado en decadencia o involucionando, y una posible desintegración etnica-cultural. ¿Qué hacer para evitar o prevenir que esos políticos con personalidades patológicas se filtren en las estructuras de poder?

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