El destacado psicólogo y politólogo dominicano Leonte Brea González, nos entregó el pasado día 4 de diciembre otra obra de su fecunda producción intelectual.

El autor de “El Manejo del Poder”, aparecido hace ya más de año, y de otros muchos ensayos de ciencia Política y Psicología, en un primer volumen de una triada que nos anuncia sobre ciencia y prácticas políticas, aborda con el título del encabezado la temática del poder a partir de un enjundioso análisis desde los puntos de vista histórico, de la filosofía social, la psicología, la sociología y la cultura en general, que ilumina los diferentes aspectos del quehacer y los eventos políticos.

En esa importante obra, Brea analiza las diferentes dimensiones en que se manifiesta el comportamiento del político a partir de las distintas coyunturas en que ésta se manifiesta, destacando el papel del genio florentino Nicolás Maquiavelo, por la racionalidad de su estudio de la conducta política; en la que pone de manifiesto las diferencias entre la moral particular de un buen cristiano y la moral al servicio a la razón del Estado, personificada en la figura de “el príncipe”, basado en el papel preponderante del temor, por sobre el amor y la virtud, y de la simulación y el engaño por encima de la sinceridad y la transparencia en la dinámica política.

No obstante, Maquiavelo fue un consumado diplomático, amante de la libertad y de la República, militancia por la que sufrió persecuciones y desprecios, no obstante su consigna por excelencia: “el fin justifica los medios”.

Naturalmente, el mundo renacentista de Maquiavelo apenas había salido de la Edad Media y estaba todavía en conformación, en la sociedad “moderna”, que la política de nivel superior se ejercía casi exclusivamente a través de las cabezas coronadas o republicanas, solo guiadas por el interés de éstas y del recién estrenado capitalismo comercial y financiero de la época. Por esas razones sus modelos fueron hombres como César Borgia, Fernando el Católico, y el propio Lorenzo de Médicis; lo que nos demuestra lo poco que ha cambiado el panorama con el correr de los siglos, excepto por el surgimiento de líderes psicopáticos como Hitler, o matizado por la “ética protestante” del capitalismo y el crecimiento de una burocracia meritocrática para hacer más efectivo al Estado, cuya descripción hace Max Weber.

Afortunadamente, la aparición del “Espíritu de las Leyes” de Montesquieu, dos siglos y medio más tarde, con su énfasis en el poder corporativo de las instituciones y la separación de los poderes para equilibrar los efectos del egoísmo y las reacciones personales de los gobernantes. Un avance político importante con respecto al análisis individualista del “príncipe” de Maquiavelo, dándole una tónica de racionalidad y humanitarismo a la despiadada selva del realismo político aún vigente.

“El político: una Radiografía Intima”, es una fuente de reflexiones y de datos que son de gran utilidad para académicos y políticos prácticos, para conocer mejor los intríngulis del poder y los modos como discurren la mayor parte de los actores principales de ese quehacer.