El conservador Partido Popular (PP) obtiene la victoria en las elecciones regionales de Castilla y León, en el centro de España, pero no consigue mayoría suficiente para gobernar, por lo que necesitará el apoyo de la ultraderecha de Vox, que se dispara en estos comicios.
Con el 95 % de los votos escrutados, el PP consigue 31 escaños de los 81 del Parlamento regional, muy lejos de la mayoría holgada a la que aspiraba y que le auguraban los sondeos.
Los socialistas (PSOE), que gobiernan en España y ganaron los anteriores comicios, aunque no pudieron formar ejecutivo en esta región, consiguen 28 escaños, 7 menos de los que tenía, y no sumarían con grupos de izquierda o plataformas provinciales para poder llegar al Ejecutivo (se necesitan 41 escaños para la mayoría absoluta).
Pero el gran triunfador fue Vox, que pasó de un solo procurador, como llaman a diputados en parlamento, a 13 y se convierten en imprescindibles si el PP quiere gobernar, ya que juntos consiguen mayoría.
Por otro lado, el perdedor sin paliativos es Ciudadanos, (liberales), que formaban parte del Gobierno de coalición con el PP en la región, y que ahora se queda con un escaño en el Parlamento regional.
Con estos resultados, Castilla y León, región tradicionalmente conservadora, donde el Partido Popular gobierna desde hace 35 años, se enfrenta a la negociación política para conseguir un gobierno estable del PP con Vox como único socio posible.